Para aquellos que, en esta terrible crisis moral, hayan guardado vivo el amor y la confianza en la Madre de Dios, frente a eventuales calamidades que no conseguimos siquiera imaginar, su devoción les hará acreedores a una protección especial de la Santísima Virgen. Ella será el escudo protector que les permitirá atravesar incólumes las pruebas más terribles e inesperadas.