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viernes, 9 de mayo de 2025

SOBRE EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACION EN TIEMPOS DE APOSTASIA

 


Primera Ley de la Iglesia Católica: Salvación de las almas para Gloria de Dios 

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§1. El Obispo tiene obligación de administrar este sacramento a los súbditos propios que debida y razonablemente lo pidan, sobre todo en tiempo de visita de la diócesis.

§2. La misma obligación tiene el presbítero, que goza de privilegio apostólico, para con aquellos en cuyo favor se le ha concedido esta facultad.

§3. El Ordinario, que está legítimamente impedido o que carece de potestad de confirmar, debe, en
cuanto sea posible, tomar las medidas oportunas para que, por lo menos cada cinco años, se administre este sacramento a sus súbditos.

§4. Si fuese gravemente negligente en administrar este sacramento a sus súbditos por sí mismo o por medio de otro, cúmplase lo que se manda en el canon 274, número 4.

Canon 274. Mas en las diócesis sufragáneas, el Metropolitano:    4.° Velar por que se conserven diligentemente la fe y la disciplina eclesiástica, informando al Romano Pontífice de los abusos.

Es obligación del presbítero si no lo hace el Obispo, el Confirmar a sus fieles, para que conserven diligentemente la fe y disciplina eclesiástica.

Al no existir delegación jurisdiccional del Obispo ordinario hacia el sacerdote misionero (Verdadera Resistencia), la verdadera delegación o autoridad que delega es la del mismo Jesucristo y Su Iglesia para la salvación de las almas. La delegación o autorización es la necesidad del sacramento de aquellos que lo solicitan (gravísima necesidad) y el cumplimiento del Canon 274 numero 4.

Es obligación recurrir al Metropolitano para cumplir con lo que exige la Iglesia, pero el Metropolitano es modernista, por lo tanto la delegación jurisdiccional al ministro extraordinario del Sacramento de la Confirmación esta justificada por la grave necesidad de las almas en tiempo de apostasía y por el mandato del Canon 274

Que en todo sea Dios glorificado.


"He peleado
el buen combate, he terminado la carrera,
he guardado la fe"

jueves, 8 de mayo de 2025

NO BASTA CON RECIBIR SACRAMENTOS VÁLIDOS PARA AGRADAR A DIOS

 


Este no es un sermón más.

Aquí termina el compromiso y comienza la Cruz.

En una época en la que muchos ofrecen sacramentos válidos mientras se mantienen sometidos a la Roma modernista, un sacerdote se niega a sacrificar la fe por acceso a sacramentos.

Mientras otros se esconden tras apariencias y evitan la confrontación, el Padre Hewko y el R. P. Rafael OSB se mantienen donde se mantuvieron los santos: intransigentes, claros, sin miedo.

Sin indulto. Sin neo-FSSPX. Sin sedevacantismo. Sin falsa resistencia.

No son etiquetas vagas. Cada una representa una traición real y mortal a Cristo y a su Iglesia.

El indulto funciona con el permiso de quienes rechazan la realeza de Cristo.

La neo-FSSPX silencia a su fundador y busca la reconciliación con los mismos errores que él condenó.

La falsa resistencia tolera el escándalo y la ambigüedad doctrinal mientras finge defender la Tradición.

Todos pueden ofrecer sacramentos válidos. Pero la validez no basta.

Este es el peligroso error del minimalismo sacramentista: la idea de que, mientras la forma sea correcta y el rito válido, es seguro asistir a la Misa. 

Pero la Iglesia nunca ha enseñado que la validez por sí sola garantice el fruto espiritual. 

Los sacramentos funcionan ex opere operato, pero solo dentro del marco de la verdadera fe católica. 

Fuera de ese marco, pueden convertirse en un peligro para las almas. Incluso pueden convertirse en una trampa.

Una Misa ofrecida en unión con el error puede parecer santa. Pero se convierte en una puerta a la transigencia. Forma conciencias para aceptar medias verdades. Debilita la voluntad. Le dice al alma que la unión con la Roma modernista es tolerable, incluso beneficiosa. Pero no lo es.

Asistir a una Misa así no es un acto neutral. Es un consentimiento tácito a la traición.

Solo la plena fe católica sigue siendo agradable a Dios. No las verdades parciales. No la fidelidad condicional. No el minimalismo sacramentista.

Esta es la prueba de nuestro tiempo. ¿Aceptaremos sacramentos válidos de quienes han traicionado la Fe? ¿O permaneceremos fieles, incluso cuando eso signifique sacrificio, aislamiento y sufrimiento?

Aquí es donde se mantuvieron los santos en cada época de apostasía.

Fueron exiliados. Fueron perseguidos. Fueron martirizados.

No por falta de misas, sino porque se negaron a asistir a las que se ofrecían en unión con el error.

Sabían lo que debemos recordar: la fe es lo primero. Los sacramentos no son magia. No se dan para encubrir la traición. Son para quienes permanecen con Cristo, incluso cuando eso signifique la cruz.

Vigila, comparte y mantente firme en la verdad.

Porque ha llegado el momento en que incluso los sacramentos se usan para llevar almas al error. Y solo quienes aman a Cristo más que la comodidad verán el peligro.

Esta es la línea. Esta es la batalla.

Aquí es donde comienza la cruz.



PARA GANAR EL CIELO DÍA A DÍA

 


"¡Cuánto amo las pequeñas mortificaciones que nadie ve!: como levantarse un cuarto de hora más pronto, levantarse un momentito para rezar por la noche; pero hay personas que sólo piensan en dormir. Podemos privarnos de calentarnos; si estamos mal sentados, no buscar colocarnos mejor; si paseamos en el jardín, privarnos de algunas frutas que nos agradarían; al hacer la limpieza en la cocina, no picotear; privarse de mirar algo bonito que atrae la mirada en las calles de las grandes ciudades sobre todo. Cuando vamos por la calle, fijemos la mirada en Nuestro Señor llevando su cruz ante nosotros, en la Santa Virgen que nos mira, en nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado".


San Juan María Vianney (El Santo cura de Ars)