Refiere el P. Reviglione, de la Compañía de Jesús, que un joven tenía la piadosa costumbre de visitar todos los días una imagen de Nuestra Señora de los Dolores, que tenía siete espadas en el pecho. Una noche tuvo la desgracia de caer en pecado mortal; al ir al día siguiente por la mañana a visitar la imagen de María, advirtió que la Virgen en lugar de siete, tenía ocho espadas que le atravesaban el corazón. Mientras absorto contemplaba este prodigio, oyó una voz que le dijo que su pecado era la octava que hería el Corazón de María. Contrito y compungido fue luego a confesarse, y por intercesión de su abogada recobró la gracia y amistad de Dios.
Oración para pedir a María el dolor de los pecados
¡Oh Madre mía benditísima!, yo he atravesado tu corazón, no con una sola espada, sino con tantas espadas cuantos han sido mis pecados. ¡Oh gran Señora!, sobre mí, que soy reo de tantos delitos, y no sobre ti, que eres inocente, deben caer toda suerte de penas. Más ya que has querido padecer tanto por mí, impétrame por tus méritos gran dolor de mis pecados y la paciencia necesaria para sobrellevar los trabajos de esta vida, que siempre serán ligeros comparados con el peso de mis iniquidades, las cuales tantas veces me han hecho reo del infierno.Amén
Las Glorias de María
San Alfonso María de Ligorio