NdB: Importantísimo testimonio del padre Malachi Martin, que explica el circulo vicioso de pérdida de Gracia que esta llevando a la humanidad a la apostasía.
“Dios retirará la gracia”
El Padre Malachi me dijo que la apostasía en la Iglesia era el fondo o contexto
del Tercer Secreto. Pero también dijo que este castigo espiritual era parte del castigo que Dios infligiría si los pedidos de Nuestra Señora no fuesen obedecidos. En esta
conexión, dijo varias veces una cosa bastante perturbadora:
“Dios retirará la Gracia”. Esto parece ser una cosa para Dios muy dura, como si
estuviese a sabotear Su propia Voluntad de “que todos los hombres se salven y vengan
al conocimiento de la verdad”. Pero debería antes considerarse como un círculo vicioso.
Cuando el Santo Padre se negó a revelar el Secreto y se negó a consagrar a Rusia,
perdió el derecho a las gracias que habrían ganado para él mismo y para la Iglesia por su
obediencia, y, aparentemente, también fue castigado por su desobediencia y concedido
menos gracia que anteriormente estaba recibiendo.
El déficit de gracia
continúa a aumentar
Cada vez que un sacerdote, un Obispo o un Cardenal traiciona a Cristo, subvierte
la Fe, invalida una Misa o un Sacramento, abandona su hermosa vocación o la sucia por
malas acciones u omisiones culpables, hay en correspondencia mucho menos gracia en
la tesorería de la Iglesia, y si multiplicamos cada ofensa por todos los miles que han
hecho tales cosas en los años posteriores a 1960, todo esto se aumenta a un déficit
enorme de gracia que debería estar presente. Es una espiral descendente. El déficit sigue
aumentando. Cada vez más se hace más difícil hacer el bien y evitar el mal.
El Padre Martin comparó el flujo de gracia a la electricidad que fluye a través de
una ciudad. Cuando hay un apagón, todo se detiene. De la misma manera, después de la
gran desobediencia de 1960, la Iglesia fue vaciada de su poder. Conventos cerraron,
sacerdotes abandonaron sus puestos, la asistencia a la Misa cayó a plomo, todas las
medidas de la vida católica declinaron precipitadamente. Esta espiral descendente sólo
terminará cuando el Santo Padre consagre a Rusia, pero con el agotamiento continuado
del reservorio de la gracia, cada vez más se hace más difícil para él hacerlo. Cuando
pregunté por primera vez al Padre Malachi por qué el Papa Juan Pablo II, con toda su
devoción a Nuestra Señora, no había consagrado a Rusia, él dijo: “No consiguió la
gracia”.