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PAX
Boletín del Monasterio San José
Mayo 2017
“La religión que viene del cielo es caridad, y en consecuencia, plena de tolerancia en cuanto a las personas.¨” Card Pie
Estimados amigos y benefactores:
En este aniversario del centenario de las apariciones de Virgen María en Fátima es conveniente volver a recordar lo que hace que un católico puede llamarse en espíritu y en verdad hijo de María Santísima: La caridad de Cristo. Tema de mucha actualidad especialmente en los círculos “tradicionales” en los que la caridad se ha enfriado significativamente.
Escuchemos una vez más al Cardenal Pie:
“Es propio de la Iglesia católica, mis hermanos, el ser firme e inquebrantable acerca de los principios y mostrarse dulce e indulgente en su aplicación.¿Qué tiene de asombroso? ¿No es ella la esposa de Jesucristo y, como Él, no posee a la vez el coraje intrépido del león y la mansedumbre pacífica del cordero?¿Y no representa ella sobre la tierra la suprema Sabiduría, que tiende con fuerza a su fin y que aplica todo suavemente? ¡Ah!, es también por este signo, es sobre todo por este signo, que la religión descendida del cielo debe hacerse reconocer: por las indulgencias de la caridad, por las inspiraciones de su amor.”
De nuevo el Cardenal Pie nos da la pauta por la cuál recuerda a los católicos cuál es la marca o el espíritu por el cual los católicos han de distinguirse.
La tranquila majestad con la que la Iglesia católica afirma lo que es seguro, y por la otra la moderación y discreción con la que ella deja a las libres opiniones todo lo que no está definido.
“No, no es así como los hombres enseñan las doctrinas de las cuales son los inventores, no es así como ellos expresan los pensamientos que son los frutos de su ingenio.”. No se expresan así los que no son verdaderos católicos, ni los falsos “Resistentes” o luchadores contra los enemigos de Jesucristo. Aquí se reconoce si alguien está luchando en favor de Cristo o en favor de sus ideas o sistemas.
Cuando un hombre ha creado un sistema, lo sostiene con una tenacidad absoluta, no cede sobre ningún punto. Cuando se ha prendado de una doctrina nacida de su cerebro, busca hacerla prevalecer autoritariamente: no le objeten ni una sola de sus ideas. Así es cómo los que tienen el falso espíritu católico, por defender “sus” ideas , se centran en sí mismos, su tesoro es su ideología y terminan por defenderla contra viento y marea. En esta categoría se encuentran los que han defendido a Monseñor Fellay y a Monseñor Williamson a pesar de sus errores. La violencia de esta defensa, y la ausencia de caridad para con los que la contradicen, es la señal de que no defienden a Cristo sino a sí mismos. Ya que para poder uno recibir ayuda de ellos hay que callarse acerca de los “defectos” de su líder y ser parte de su grupo.
Continúa hablando el cardenal Pie:
“Cuando contemplo sobre la frente de la Iglesia esa serena convicción y esa benigna indulgencia, me arrojo entre sus brazos y le digo: Tú eres mi madre. Es así como una madre enseña, sin pasión, sin exageración, con una autoridad calma y una sabia mesura. Y ese carácter de la enseñanza de la Iglesia lo encontrarán entre sus doctores más eminentes, cuyos escritos ella adopta y autoriza poco más o menos que sin restricciones.”
Uno no identifica a su Madre, la Iglesia Católica, en los “Pastores” faltos de caridad.
San Agustín decía:
"Envíame, Señor, envía a mi corazón la dulcificación, la moderación de vuestro espíritu, a fin de que llevado por el amor a la verdad no pierda yo la verdad del amor”.
¡Y es que el que no tiene la verdad del amor, no tiene el amor a la verdad!
San Francisco de Sales enseña:
"La verdad que no es caritativa deja de ser la verdad, pues en Dios, que es la fuente suprema de la verdad, la caridad es inseparable de la verdad“.
La caridad es lo que nos mantendrá en la doctrina. Son legión los personas que al perder la caridad tambiénperdieronla verdad.
Nuestro celo jamás debe parecerse al odio, tratandoal adversario como enemigo. Y esto nos pasa cuando nuestras palabras impetuosas no tienen el fervor de la caridad ni el acento del amor.
Los verdaderos hijos de Dios jamás soportan las malas doctrinas, pero son tolerantes sin medida hacia las personas; jamás confunde el error con quien lo enseña, ni al pecado con quien lo comete.
Nos sigue diciendo el Cardenal:“La Iglesia condena el error, pero sigue amando al hombre; al pecado lo denigra, pero al pecador lo persigue con su ternura, ambicionando volverlo mejor, reconciliarlo con Dios, hacer entrar en su corazón la paz y la virtud.”
Solo hemos de rechazar los falsos principios. No ser como los enemigos de Cristo; ellos lo que rechazan es a las personas.
“Las mismas bocas que nos reprochan la intolerancia nos censuran nuestra bondad demasiado crédula y en exceso simple, y nuestra inagotable paciencia hacia las personas es casi tan combatida como nuestra inflexibilidad frente a las doctrinas.” Cardenal Pie
Sin embargo jamás perdamos de vista el principio fundamental de que la UNIDAD DEL DOGMA,y nó la UNIDAD DE LAS PERSONAS es el único vínculo de la paz sobre la tierra.
Con profunda gratitud por sus oraciones y ayuda perseverante.
Padre Rafael OSB
Prior del Monasterio San José
Colombia