Con motivo del martirio de San Esteban encontramos una noticia en el periódico con la siguiente reflexión la cual quisiera compartir a nuestros lectores:
"En los últimos años de su vida Pablo de Tarso lloraba un crimen de su juventud:
Asistió al martirio de San Esteban, que fue muerto a pedradas por la turba. No arrojó él ninguna piedra, pero les detuvo el manto a varios que se lo quitaron para poder lapidar mejor al mártir. Tibios, medrosos, a veces no hacemos el mal, pero ayudamos con nuestra tolerancia o indiferencia a quienes lo hacen.
No hay bien alguno en no tirar la piedra si les detenemos el manto a quienes sí la tiran. A veces mirar el mal sin denunciarlo, sin protestar por él, es lo mismo que causarlo.
No tiremos la piedra, porque eso es malo. Pero tampoco les detengamos el manto a quienes sí la tiran. Eso a veces es peor".
¿Qué es lo que han hecho los prelados de la nueva FSSPX en los últimos 8 años, sino callarse ante las blasfemias y herejías de Francisco? Quizá no profesen los errores de los modernistas, pero con su silencio se han hecho cómplices de ellos.