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jueves, 23 de agosto de 2018

LOS INTERESES DE JESUS



    El verdadero objeto de nuestra vida debe ser cuidar de los intereses de Jesús y promoverlos.
  ¿Cuáles son los intereses de Jesús? Aumentar por todos los medios posibles, y a cada hora del día y de la noche, la gloria de la Beatísima Trinidad, y dicha gloria divina, llamada accidental, se aumenta con toda buena obra, palabra y pensamiento, con toda correspondencia a la gracia, con toda resistencia a la tentación, con todo acto de adoración, con todo Sacramento debidamente administrado o humildemente recibido, con todo homenaje  y acto de amor a María, con toda invocación a los Santos, con toda cuenta de Rosario, con toda gota de agua bendita, con toda señal de la Cruz, con toda pena pacientemente sufrida, con toda calumnia tolerada con resignación, y con todo buen deseo, aunque no se ponga por obra.
  Todas estas cosas, como se hagan con devota intención y en unión con los méritos de Nuestro Señor amoroso, aumentan considerablemente la gloria divina.
  Cuando arriba al puerto dichoso del Cielo una nueva alma, es un grado más de gloria divina, y en el interés de Jesús es hacer que estos arribos  sean cada vez más frecuentes, y que esas almas lleven consigo un grado muy subido de amor a Dios.
  Jesús tiene también intereses en el Purgatorio, y desea ver a sus cautivos puestos en libertad. A nosotros, nos pide ahora, con lágrimas en los ojos, que rescatemos  a aquéllos  a quienes Él ha redimido.
  Toda satisfacción ofrecida a Dios por esas almas benditas, toda oblación de la Preciosa Sangre presentada al Padre Eterno: oír Misa, comulgar, mortificarse, las indulgencias, el jubileo, la recitación devota delDe profundis,la limosna dada al más menesteroso, todas estas cosas forman parte de la gloria de Jesús.
  A nuestra disposición están las infinitas satisfacciones de Jesús, los dolores de María, los tormentos de los mártires y la laboriosa perseverancia en el bien obrar de los confesores. Jesús no quiere hacerlo aquí por sí mismo, porque desea ver cómo le ayudamos nosotros, y porque cree igualmente que se alegrará nuestro amor dejándonos algo que hacer en obsequio suyo.
   En la Iglesia militante hay tanto que hacer que uno no sabe por dónde empezar.
Aquellos que no aman a Jesús es preciso que le amen, y quienes tienen la dicha de amarle, que crezcan todos los días en semejante amor.
  Podríamos escoger los hombres en agonía. Satanás trabaja sin descanso. Las tentaciones caen sobre ellos, y quienquiera que gane esta batalla, Jesús o el diablo, ceñirá eternamente la corona del vencedor, porque ya no ha lugar a un segundo combate. Hay agonizando católicos que hace años no se acercan a recibir los Sacramentos. Solamente necesitan una cosa: la perseverancia final. ¡Y Jesús murió por cada uno de ellos tan exclusivamente como si no hubiera ningún otro por quien dar la vida! Y si muere y no se salva todo fue en vano.
  Ved, pues, la urgencia que reclaman los intereses de Jesús…
Los intereses de Jesús
G. FABER
Religioso Filipense