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sábado, 7 de marzo de 2015

MEDITACIONES: Viernes tercero de Cuaresma



Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la parábola de la viña

Dijo Cristo a los fariseos: un  padre de familias plantó una viña y la arrendó a los labradores, y a su tiempo envió a pedirles el fruto; pero ellos como ingratos en lugar de la paga hicieron malos tratamientos a sus criados, y mataron a su hijo para quedarse con la viña. Qué hará, pues, el padre de familias sino castigar a estos arrendadores y dar a otros su viña, que le paguen los frutos a su tiempo? Lo primero, pues, hará Dios con los ingratos a sus beneficios, privándoles de su reino y dándoselo a otros que le sean agradecidos.

   Punto I.- Considera cómo Dios te ha entregado la viña de tu alma para que la labres y cultives con santas obras y la plantes y adornes con muchas virtudes y tú la tienes llena de cardos y espinas de vicios y malas costumbres, y procura darte prisa a limpiarla y cultivarla, pues no te vaya a suceder lo que a Adán, que por no cultivar el Paraíso que Dios le entregó, perdió su gracia y con ella todos los bienes que le había dado; trabaja y cultiva la viña de tu alma, para que no caigas en la indignación de Dios y pierdas su gracia y amistad.

   Punto II.- Considera que no te la dio dada, sino alquilada, y así que ha de haber un día de cuenta. Da una vista a toda tu vida, mira cuántos años ha que tienes en tu poder esta viña con las fuentes y riego de tantos sacramentos, y con la ayuda de tantos obreros evangélicos que te ayudan a cultivarla, y con la lluvia de tantos auxilios y gracias e inspiraciones divinas, y qué frutos has dado hasta ahora, y qué cuenta darás cuando el Señor te la pida; y procura ajustarla de manera que puedas conseguir la vida eterna.

   Punto III.- Considera la ingratitud de estos arrendadores, y no te extrañe si la tuvieren contigo los hombres que tan grande la tuvieron con Dios, y luego considera la paciencia de los criados y la del propio hijo a quien envió por los frutos, y recibiendo tantas injurias, no se defendieron sino que las llevaron con paciencia por amor de Dios; y aprende a sufrir por Él, como Él sufrió por ti, si acaso te vieres maltratado y deshonrado por su causa y por hacer lo que te mandare, que no es mayor el siervo que el Señor, ni el Profeta que el que le envió, y si a Cristo maltrataron porque les predicó la verdad, no será mucho que le maltraten a ti porque haces las cosas de su servicio. Ofrécete de voluntad a padecer y morir por su amor si fuere necesario.


   Punto IV.- Considera la tremenda sentencia con que remata el Salvador esta parábola: Os quitará a vosotros el reino de Dios y lo dará a las gentes que den el fruto a su tiempo. Esta es la pena debida a los ingratos. Abre los ojos y mira no te caiga a ti y te quite Dios los sacramentos y las inspiraciones, y los auxilios y gracias que te da, y con ellas el reino de Dios, porque no obras como debes, y se las dé a otros que le den el fruto que pretende. Oh Señor, no me castigues tan rigurosamente, que me neguéis vuestras gracias; yo sé que no las merezco pero tened misericordia de mí: dadme treguas y tiempo y vuestro favor para que yo me enmiende y os sirva y recupere lo perdido hasta aquí, y merezca ser uno de  los obreros de vuestra viña, para serviros perpetuamente.