Los Escrupulosos:
Los devotos escrupulosos son personas que temen deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al Uno al honrar a la Otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigan los Santos Padres. Toleran penosamente que hayan más personas arrodilladas ante un altar de María que delante del Santísimo Sacramento, ¡ como si esto fuera contrario a aquello o si los que oran a la Santísima Virgen, no orasen a Jesucristo por medio de Ella! No quieren que se hable con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas veces.
Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes: "¿De qué sirven tantos Rosarios? ¿Tantas congregaciones y devociones exteriores a la Santísima Virgen? ¡ Cuánta ignorancia hay en tales prácticas! ¡ Esto es poner en ridículo nuestra religión! ¡Hableme más bien de los devotos de Jesucristo! Y, al pronunciar frecuentemente este nombre, lo digo entre paréntesis, no se descubren. Hay que recurrir solamente a Jesucristo. El es nuestro único mediador. Hay que predicar a Jesucristo: ¡esto es lo sólido!"
Y lo que dicen es verdad en cierto sentido. Pero,la aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a la Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del espíritu maligno, so pretexto de un bien mayor. Porque ¡¡¡ nunca se honra tanto a Jesucristo como cuando se honra a la Santísima Virgen¡¡¡ Efectivamente,si se la honra, es para honrar más perfectamente a Jesucristo y si vamos a Ella,es para encontrar el camino que nos lleve a la meta, que es Jesucristo.
La Iglesia con el Espíritu Santo bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús". Y esto,no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a El lo cual sería intolerable herejía sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a María. Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la Santísima Virgen y contra sus falsos devotos escrupulosos. "María, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús"
Los devotos presuntuosos:
Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados en sus pasiones o amigos de lo mundano.
Bajo el hermoso nombre de Cristianos y devotos de la Santísima Virgen, esconden el orgullo, la avaricia, la lujuria, la embriaguez, el perjurio, la maledicencia, o las injusticias, etc.; duermen en sus costumbres perversas, sin hacerse mucha violencia para corregirse, confiados en que son devotos de la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos que Dios les perdonará, que no morirán sin confesión ni se condenarán, porque rezan el Rosario ayunan los sábados, pertenecen a la cofradía del Santo Rosario, a la del escapulario y otras congregaciones, llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen, etc.
Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión diabólica y perniciosa presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se resisten a creerlo. Responden que Dios es bondad y misericordia; que no nos ha creado para perdición; que no hay hombre que no peque, que basta un buen "¡Señor, pequé!" a la hora de la muerte. Y añaden que son devotos de la Santísima Virgen; que llevan el escapulario, que todos los días rezan puntualmente siete Padre nuestros y Avemarías en su honor y, algunas veces el Rosario o el oficio de Nuestra Señora, que ayunan, etc.
Para confirmar sus palabras y cegarse aún más, alegan algunos hechos verdaderos o falsos poco importa que han oído o leído, en los que se asegura que personas muertas en pecado mortal y sin confesión, gracias a que durante su vida habían rezado algunas oraciones o ejercitado algunas prácticas de devoción en honor de la Virgen resucitaron para confesarse o su alma permaneció milagrosamente en su cuerpo hasta que lograron confesarse o, a la hora de su muerte, obtuvieron del Señor, por la Misericordia de María, el perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!
Nada, en el cristianismo, es tan perjudicial a las gentes como esta presunción diabólica. Porque ¿Cómo puede alguien decir con verdad que ama y honra a la Santísima Virgen, mientras que con sus pecados hiere, traspasa, crucifica y ultraja despiadadamente a Jesucristo, su hijo? Si María se obligará a salvar por su misericordia a esta clase de personas, ¡ Autorizaría el pecado y ayudaría a Crucificar a su hijo! Y esto, ¿ quién osaría siquiera pensarlo.?
Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen, devoción que después de la que se tiene al Señor en el Santísimo Sacramento es la más Santa y sólida de todas constituye un horrible sacrilegio, el mayor y menos digno de perdón después de la comunión sacrílega. Confieso que, para ser verdadero devoto de la Santísima Virgen, no es absolutamente necesario que seas tan santo, que llegues a evitar todo pecado aunque esto seria lo más deseable. Pero es preciso, al menos (¡ Nota bien lo que digo!):
1) mantenerse sinceramente resuelto a evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la Madre como a el Hijo;
2) violentarse para evitar el pecado;
3)inscribirse en las cofradías, rezar lo cinco o quince misterios del Rosario u otras oraciones, ayunar los Sábados, etc.
Todas estas buenas obras son maravillosamente útiles para lograr la Conversión de los pecadores por endurecidos que estén. Y si tú, lector, fueras uno de ellos, aunque ya tuvieras un pie en el abismo....te las aconsejó, a condición de que las realices con la única intención de alcanzar de Dios por intercesión de la Santísima Virgen la Gracia de la contrición y perdón de tus pecados y vencer tus hábitos malos y no para permanecer tranquilamente en estado de pecado, no obstante los remordimientos de la conciencia, el ejemplo de Jesucristo y de los Santos y las máximas del Santo Evangelio.
94-100: Fragmento extraído fielmente del Tratado de La Verdadera Devoción A La Santísima Virgen,de San Luis María Grignionn de Montfort