viernes, 16 de febrero de 2024

RECOMENDACIONES DE ESPIRITUALIDAD DE SAN FRANCISCO DE SALES (Primera parte)

 


1. A Dios le agrada un espíritu sencillo, como el de los niños, y dispone de él conforme a su voluntad; pero no le agradan los espíritus altivos y sutiles. 

2. A Dios solo y para siempre la honra, gloria y bendición. 

3. A esa hermana espiritual y que quiere alcanzar la perfección en un cuarto de hora, haciendo algo que no hace la comunidad, yo le aconsejaría que se humillara y se sometiera a lograr la santidad en tres días, siguiendo el camino de las otras. 

4. A la hora de la muerte ¡qué remordimiento sentiremos por haber desaprovechado con nuestra negligencia tantas instrucciones y avisos saludables que Dios nos ha dado para que adelantáramos en la perfección! 

5. A la medida que uno se rebaja por humildad crece en la virtud, y no más. 

6. A la oración se debe ir con gran dulzura de espíritu y sin otro propósito que el recibir lo que el Señor quiera darnos. 

7. A medida que crezca nuestra confianza en la Providencia, mayor será el cuidado que tendrá de todas nuestras necesidades. 

8. A medida que nuestra confianza es mayor Dios nos protege más. El vendrá en nuestra ayuda en todos los peligros, pues tiene un amor infinito a las almas que se le entregan. 

9. A nuestro director debemos abrirle nuestro corazón con entera confianza, como un hijo que nada oculta a su padre, como el enfermo que manifiesta al médico todos sus males. 

10. A nuestro enemigo le tiene sin cuidado que uno se destroce el cuerpo, con tal que haga su propia voluntad; no teme a la austeridad sino a la obediencia. Pero ¿cabe mayor austeridad y disciplina que tener la voluntad sometida a continua obediencia? 

11. A qué tanto afán de preferencias y honores ¿No sabéis que el medio más seguro de adquirirlos es despreciarlos? 

12. A quien ha gustado de veras la dulzura de Dios la vida se le convierte en amargura mientras no goza de El. 

13. A un corazón indiferente nada le mueve, una vez vista y reconocida la voluntad de Dios. 

14. Aborrezcamos nuestros defectos, pero con odio tranquilo, sin enojo ni turbación ¿no es mucho que, conociendo nuestras miserias, tomemos de ellas ocasión de humillarnos y anonadarnos delante de Dios? 

15. Aceptad mil veces al día la cruz y besadla de todo corazón por el amor de Aquel que os la envía, pues sin duda os la envía por amor y como rico presente.