lunes, 27 de febrero de 2023

LIBRO FLORILEGIO DE MÁRTIRES ESPAÑA 1936-1939 (Capítulo1)

 


A MIS LECTORES

Este trabajo tiene la finalidad de recordar los mártires, que dieron su sangre por Dios y por España, durante la persecución religiosa de 1936, y en la que sufrieron el martirio doce obispos, unos cinco mil sacerdotes y más de dos mil religiosos, y fueron asesinados más de trescientos mil seglares. Siendo éste un hecho real e histórico, ¿no sería una ingratitud relegar al olvido? 

El motivo de escribir sobre el tema, es porque a ello me ha impulsado la lectura de “Martirologio español. 1936-1939”. De Fr. Antonio de Lugo, Monje Jerónimo, quien refiere muchísimos casos ejemplares de personas que por librar a España de la opresión marxista y atea, supieron dar su vida, derramando su sangre en defensa de la fe católica. Existen muchos artículos y obras escritas sobre este tema, especialmente sobre el sacrificio sangriento de millares de vidas consagradas a Dios, y una de ellas más notable es la “Historia de la persecución religiosa en España” del actual obispo de Badajoz Dr. Antonio Montero, a la que hace referencia Fr. A. de Lugo, más reconociendo que a medida que van pasando los años, van quedando también en olvido altos ejemplos de virtud, me he decidido a escribir este pequeño libro con datos verdaderamente históricos (pues los más se fundamentan en dichas obras), para contribuir en lo posible a mantener vivo el recuerdo de tantos ejemplos de virtud, que nos están hablando a cada paso de la vida futura y eterna. 

Hemos de reconocer que siempre ha habido persecuciones religiosas, pues es la herencia que Jesucristo dejó a la Iglesia. El fue perseguido y nos dice: “A mi me han perseguido y a vosotros os perseguirán…” (Jn. 13,20) Los ejemplos que voy a referir no son de la época de las persecuciones romana, o sea, de los primeros siglos de la Iglesia, sino de hace poco más de cuarenta años, y es necesario recordarlos, porque se pueden repetir. Si tú eres católico, debes tenerlos presente para que sus lecciones te enseñen a saber vivir, y si fueras de los que actualmente abrigan aún odio a los que profesan la religión católica, los deberás recordar también para que sepas lo ignominioso de aquellas crueldades y depongas todo odio. Aquí, pues, tienes unos pocos de tantos hechos más sobresalientes, acaecidos en esos años de persecución religiosa. Mi deseo es que sirvan de lección a todos. 

Zamora, enero 1983

Benjamin Martin Sanchez


ESPAÑA EN 1936

Empiezo por reconocer que en la España, dividida en dos por la guerra civil (que estalló el 18 de julio del 1936 y duró hasta el 1°. de abril de 1939), con la denominación de España nacional y la España roja, hubo crímenes que son de lamentar y hubo culpabilidad por ambas partes; pero mi finalidad no es suscitar heridas, y si se recordasen por algunos hechos desagradables, sepan que no es para culpa de nadie, pues Dios es el que lo sabe y el que nos pedirá cuentas a unos y a otros por los pecados, que fueran causa de esta guerra, sino para poner de manifiesto algunas pocas vidas ejemplares que recopilo en este pequeño libro con el título de “Florilegio de mártires”. 

Notemos que si hubo mártires es porque hubo perseguidores y ¡a éstos en parte – por una sublime paradoja – les deberán aquellos la corona del martirio! Luego a la sangre de los mártires, les deberán, como veremos, algunos de sus criminales la conversión. ¡Ejemplos maravillosos de la gracia divina que bien merecen ser recordados! El martirio es una gracia especial de Dios que no a todos es concedida.

 Los verdaderos mártires son los que padecen persecución por la justicia, por una causa justa y santa. Dios sin duda, queriendo salvar a España, exigió sangre y con la de muchos de nuestros hermanos fue lavada la Patria. Esto, tal vez, no todos comprenden, pero es cierto a la luz de la fe. La lectura de los ejemplos que refiero harán comprender mejor a todos mi pensamiento, y hasta podría preparar a muchos para pensar más en la otra vida y hasta para desear a su vez la gracia del martirio. Tú lees este pequeño libro que refleja la historia de lo sucedido – la persecución religiosa en España en aquellos años de nuestra guerra civil – y luego sabrás apreciar y valorar la finalidad de su contenido. La persecución religiosa en España Es una realidad histórica, que en 1936 comenzó en España una persecución religiosa y descaradamente abierta, promovida por el odio a Dios y a cuanto tuvieran relación con la Iglesia católica. Este es un hecho tal que no puede ponerse en duda. Veamos algunos testimonios de los papas, de los obispos y de los ministros gobernantes de la llamada de España roja, que nos hablan de los asesinatos, de la destrucción de las iglesias y de tantos desórdenes.

Pio XI “En nuestra queridísima España, el azote comunista… No se ha contentado con derribar alguna que otra iglesia, algún que otro convento, sino que, cuando le fue posible, destruyó todas las iglesias, todos los conventos y hasta toda huella de religión cristiana, monumentos del arte en la ciencia. El furor comunista no se ha limitado a matar obispos y millares de sacerdotes, de religiosas, buscando un modo especial a aquellos y aquellas que precisamente trabajan con mayor celo con pobres y obreros, sino que ha hecho un número mucho mayor de víctimas entre los seglares de toda clase y condición, que diariamente, puede decirse, son asesinados en masa por el mero hecho de ser buenos cristianos o tan sólo contrarios al ateísmo comunista. Y una destrucción tan espantosa la lleva a cabo con un odio, una barbarie y una ferocidad que no se hubiera creído posible en nuestro siglo” (Divini Redemptoris. 19-3-1937)

Pio XII “Los designios de la Providencia, amadisimos hijos, se han vuelto a manifestar una vez más sobre la heroica España, La nación elegida por Dios, principal instrumento de evangelización del Nuevo Mundo y como baluarte inexpugnable de la fe católica, acaba de dar a los prosélitos del ateísmo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores eternos de la religión y del Espíritu… Y ahora, ante el recuerdo de las ruinas acumuladas en la guerra civil más sangrienta que recuerda la historia de los tiempos modernos, Nos, con piadoso impulso, inclinamos ante toda nuestra frente a la santa memoria de los obispos, sacerdotes, religiosos de uno y de otro sexo y fieles de todas las edades y condiciones que es tan elevado número han sellado con sangre su fe en Jesucristo y su amor a la religión católica: No hay mayor prueba de amor” (Jn.15,13) (Radiomensahe al pueblo español; 16-4-1939)

Otro testimonios de Pio XI y Juan XXIII S.S el Papa Pio XI a los prófugos españoles, 1-9-1936 “Todo esto es un esplendor de virtudes cristianas y sacerdotales heroísmos y de martirios. SON VERDADEROS MARTIRIOS EN TODO EL SAGRADO Y GLORIOSO SIGNIFICADO DE LA PALABRA, desde el sacrificio de las vidas más inocentes, de venerables ancianos, de juventudes primaverales, hasta la intrépida generosidad que pide un lugar en el carro con las víctimas que espera el verdugo”.

S.S el Papa Juan Pablo XXIII al Cardenal de Tarragona, 31-1-1950 “Todavía están recientes los sufrimientos de los sacerdotes, religiosos y seglares que en esa archidiócesis igual que en toda la nación española dieron pruebas de amor que tenían a su fe y de la poca estima de las cosas terrenas, Por eso nos ha sido muy grato saber que en la peregrinación que se prepara, traerán los procesos canónicos de esos siervos predilectos de Dios, para someterlos al juicio de la Santa Sede. El ejemplo de ellos, como el de los mártires que hoy conmemoramos, será la llama que avive el fervor de esa amada grey en una vida constantemente piadosa”. 

Palabras del Cardenal Mons. Etchegaray “Una iglesia que no recuerda a sus mártires de ayer y no descubre a los mártires de hoy, no puede reclamar el honor de ser Iglesia de Cristo”.

Carta colectiva del episcopado español 

De esta carta que fue dirigida a los obispos del mundo entero, que merecía ser leída por todos, sólo copio lo siguiente: “Hacemos historia sin hacer interpretaciones de carácter psicológico o social… 

La hecatombe producida en personas y cosas por la revolución comunista fue “premeditada”. Poco antes de la revuelta habían llegado de Rusia 79 agitadores especializados. La Comisión Nacional de Unificación Marxista, por los mismos días, ordenaba la constitución de las milicias revolucionarias en todos los pueblos. La destrucción de las iglesias o a lo menos de su ajuar, fue sistemática y por series. En el breve espacio de un mes se habían inutilizado todos los templos para el culto… Para la eliminación de personas destacadas que se consideraban enemigas de la revolución se habían formado previamente las “listas negras”. En algunas, y en primer lugar, figuraba el obispo. De los sacerdotes, decía un jefe comunissta, ante la actitud del pueblo que quería salvar a su párroco: “Tenemos orden de quitar toda su semilla”. “Prueba elocuentísima de que la destrucción de templos y matanza de los sacerdotes, en forma totalitaria, fue cosa premeditada, es su número espantoso. Aunque son prematuras las cifras, contamos con unas 20.000 iglesias y capillas destruidas o totalmente saqueadas. Los sacerdotes asesinados, contando un promedio de 40 por 100 en las diócesis devastadas (en algunas llegan al 80 por 100) sumarán, sólo del clero secular, unos 6.000. Se les cazó como perros, se les persiguió a través de los montes; fueron buscados con afán en todo escondrijo. 

Se les mató sin juicio las más de las veces, sobre la marcha, sin más razón que su oficio social. Fue “cruelísima” la revolución. Las formas de asesinato revistieron caracteres de barbarie horrenda. En su número se calculan en número superior a 300.000 los seglares que han sucumbido asesinados, sólo por sus ideas políticas y especialmente religiosas; en Madrid y en los tres primeros meses, fueron asesinados más de 22.000. Apenas hay un pueblo en que no se haya eliminado a los más destacados derechistas. Por la falta de forma: sin acusación, sin pruebas, las más de las veces sin juicio. Por los vejámenes: A muchos se les han amputado los miembros o se les ha mutilado espantosamente antes de matarlos; se les han vaciado los ojos, cortado la lengua, abierto en canal, quemado o enterrado vivo, matado a hachazos. La crueldad máxima se ha ejercido con los ministros de Dios. Por respeto y caridad no queremos puntualizar más. La revolución fue “inhumana”. No se ha respetado el pudor de la mujer, ni aun la consagrada a Dios por sus votos. Se han profanado las tumbas y cementerios…”. Esta revolución fue también bárbara, antiespañola y anticristiana.,, Y terminan su carta diciendo: “Consentidnos una declaración última. Dios sabe que amamos en las entrañas de Cristo y perdonamos de todo corazón a cuantos, sin saber lo que hacían, han inferido daño gravísimo a la Iglesia y a la patria… Rogad para que en nuestro país se extingan los odios, se acerquen las almas y volvamos a ser todos uno en el vínculo de la caridad. Acordaos de nuestros obispos asesinados, de tantos millares de sacerdotes, religiosos y seglares selectos que sucumbieron sólo porque fueron milicias escogidas de Cristo, y pedid al Señor que dé fecundidad a su sangre redentora…” (1-7-1937).

Los gobernantes y periódicos marxistas.

Estos reconocieron la ola de terrorismo que desbordaba las ambiciones más sanguinarias, y el mismo Galarza, ministro de Gobernación, al ver la realidad del terrorismo imperante, se vio obligado a citar a los periodistas para decirles que habiendo sido ejecutadas ilegalmente más de 20.000 personas en Madrid (15.000 identificadas y 5.000 por identificar), él no podía consentir por más tiempo una horrenda situación de la que no se hacía solidario, y que estaba dispuesto a terminar tales actos como fuesen fusilando sin contemplaciones de ninguna especie. El periódico “Solidaridad obrera”, que el 28 de enero de 1937 y en sucesivos artículos se gloriaban en decir: “En las provincias que gobernamos, la Iglesia no existe… No les queda un altar en pie… No quedan apenas feligreses…”, meses más tarde viéndose avergonzados, decía el 30 de julio de 1937 bajo el título “La pasión exacerbada”: “Termine ya el terror que ha venido actuando en la sombra. Que sea el tribunal del pueblo, quien a su plena luz, con plena responsabilidad, depure lo que depuración necesita…”. “Lo interesante sería que nos decidiéramos a acabar con esa danza macabra de todas las noches, con esa procesión de muertos que, señalándonos ante el mundo, nos acusa de la misma ignominia que las gentes honradas acusan a los fascistas…”, y terminan pidiendo la depuración de los tribunales populares, y clamaban por el cese inmediato de las matanzas irresponsables.