martes, 20 de julio de 2021

¿QUE TANTO AFECTARÁ A LA NUEVA SSPX EL MOTU PROPRIO DE FRANCISCO QUE ABROGA LA MISA DE SAN PIO V?

 


Para explicar esto tenemos que leer la noticia original de Vatican News. La celebración de la misa de San Pio V va a estar restringida a nuevos grupos, pero a los que ya se les permitía, se les seguirá permitiendo siempre y cuando: los grupos vinculados a la antigua liturgia no deben excluir la legitimidad de la reforma litúrgica, los dictados del Concilio Vaticano II y el Magisterio de los Pontífices [Esto mismo ya fue aceptado por la SSPX en Declaración Doctrinal de Mons. Fellay del 2012]

La nueva SSPX no tendrá ningún problema en seguir celebrando de acuerdo al misal de San Pio V, pues han cumplido lo que Mons Lefebvre nunca quiso darles, el reconocimiento de los errores contra la fe, el reconocimiento del magisterio modernista. Para recordar que monseñor Lefebvre siempre defendió los intereses de la Iglesia Católica, a pesar de que los modernistas esperaban que por ser anciano muriera sin consagrar obispos pueden Leer aquí. Cartas póstumas de Mons. Marcel Lefebvre

También es probable que la nueva SSPX tenga problema con sus nuevos ordenados, pues como Congregación reconocen a la iglesia conciliar como católica y van a tener que pedir el permiso para celebrar la Misa de San Pío V a los obispos ordinarios modernistas y ellos les van a pedir que renueven lealtad al modernismo, lo que equivale a aceptar una nueva Fe, es decir apostasía. Si ustedes leen bien, por supuesto que Mons Fellay al aceptar el magisterio modernista hizo que la SSPX esté en entredicho por sospecha de herejía. Pero el pensamiento liberal, "que esquiva todo error",  argumentará que su intención no es esa, sin embargo, la realidad es que el aceptar el modernismo, su nueva misa y nuevo derecho canónico es rechazar al magisterio ordinario de la Iglesia Católica. Es sospecha de herejía.

Otro problema para la nueva SSPX es que les pidan a todos renovar su adhesión al modernismo, esa va a ser la ultima oportunidad para los sacerdotes realmente fieles a la Iglesia Católica de negarse y oponerse no solo a la prohibición de la Misa de San Pio V (de suyo muy grave) sino oponerse a toda la furia herética de la iglesia conciliar.

Esta prohibición de Francisco también va dirigida a los tradiliberales que se oponen a Francisco, e incluso no lo consideran papa, y están a favor de Benedicto XVI, también modernista y liberal. Si les dan a escoger entre Francisco y Benedicto XVI, ¿no sería lo mismo que escoger entre Caifás y Anás? El cisma entre los liberales y "conservadores" modernistas es propio de los errores en contra de la Fe, así les pasó a los protestantes Calvinistas y Luteranos.

Finalmente Francisco esta buscando una unidad en la fe falsa del modernismo. Esa es la llamada actual, a renegar y hacer renegar de la fe católica, e irlos juntando en la falsa religión del anticristo, la religión modernista cuyo dios es el hombre.

Los católicos y verdaderos hijos de la Santísima Virgen (que no es Conciliar ni Ecuménica), no debemos desesperar, debemos ver en esto la mano Providente de Dios; se están cumpliendo las Escrituras y los plazos, Cristo nuestro Señor Vuelve, está a las puertas, recemos para que cuando regrese nos encuentre fieles a El y a su Iglesia Católica con todos sus Dogmas, en la Unión de María Santísima y en sus santos.
VCR



Aquí la noticia:

El Papa Francisco, tras consultar a los obispos del mundo, ha decidido cambiar las normas que rigen el uso del misal de 1962, que fue liberalizado como "Rito Romano Extra-Ordinario" hace catorce años por su predecesor Benedicto XVI. El Pontífice ha publicado hoy el motu proprio "Traditionis custodes", sobre el uso de la liturgia romana anterior a 1970, acompañándolo de una carta en la que explica los motivos de su decisión. Estas son las principales novedades.

La responsabilidad de regular la celebración según el rito preconciliar vuelve al obispo, moderador de la vida litúrgica diocesana: "es de su exclusiva competencia autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 en la diócesis, siguiendo las orientaciones de la Sede Apostólica". El obispo debe asegurarse de que los grupos que ya celebran con el misal antiguo "no excluyan la validez y legitimidad de la reforma litúrgica, los dictados del Concilio Vaticano II y el Magisterio de los Sumos Pontífices".

Los sacerdotes ordenados después de la publicación del Motu proprio de hoy que pretendan utilizar el misal preconciliar "deberán presentar una solicitud formal al obispo diocesano, que consultará a la Sede Apostólica antes de conceder la autorización". Mientras que, los que ya lo hacen, deben pedir permiso al obispo diocesano para seguir utilizándolo. Los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, "en su momento erigidos por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei", pasarán a depender de la Congregación para los Religiosos. Los Dicasterios de Culto y de la Vida Religiosa velarán por el cumplimiento de estas nuevas disposiciones.

El Papa recuerda que la decisión de Benedicto XVI con el motu proprio "Summorum Pontificum" (2007) se apoyó en "la convicción de que tal medida no pondría en duda una de las decisiones esenciales del Concilio Vaticano II, socavando así su autoridad". Hace catorce años, el Papa Ratzinger declaró infundados los temores de escisión en las comunidades parroquiales, porque, escribió, "las dos formas de uso del Rito Romano pueden enriquecerse mutuamente". Pero la encuesta promovida recientemente por la Congregación para la Doctrina de la Fe entre los obispos aportó respuestas que revelan, escribe Francisco, "una situación que me apena y me preocupa, confirmándome en la necesidad de intervenir", cuando el deseo de unidad ha sido "gravemente despreciado", y las concesiones ofrecidas con magnanimidad han sido utilizadas "para aumentar las distancias, endurecer las diferencias, construir oposiciones que hieren a la Iglesia y obstaculizan su camino, exponiéndola al riesgo de la división."

El Papa se mostró apenado por los abusos en las celebraciones litúrgicas "de un lado y de otro", pero también por "un uso instrumental del Missale Romanum de 1962, cada vez más caracterizado por un creciente rechazo no sólo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que traicionaba la Tradición y la 'verdadera Iglesia'". Dudar del Concilio, explica Francisco, "significa dudar de las intenciones mismas de los Padres, que ejercieron solemnemente su potestad colegial cum Petro et sub Petro en el concilio ecuménico, y, en definitiva, dudar del mismo Espíritu Santo que guía a la Iglesia".

Finalmente, Francisco añade una última razón para su decisión de cambiar las concesiones del pasado: "es cada vez más evidente en las palabras y actitudes de muchas personas que existe una estrecha relación entre la elección de las celebraciones según los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II y el rechazo de la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que juzgan como la 'verdadera Iglesia'. Es un comportamiento que contradice la comunión, alimentando ese impulso hacia la división... contra el que el apóstol Pablo reaccionó con firmeza. Es con el fin de defender la unidad del Cuerpo de Cristo que me veo obligado a revocar la facultad concedida por mis predecesores".