viernes, 30 de marzo de 2018

CRISTO PADECIÓ SIEMPRE POR MI


Nunca meditemos que lo que Cristo sufrió lo sufrió por culpa de Judas, de Caifás, de Herodes, de los que le azotaron, coronaron de espinas y crucificaron. Ellos le vendieron, sentenciaron, y escarnecieron y pusieron en la Cruz. Pero Cristo, que lo sufrió todo por su causa y su provecho, padeció siempre por mí. Por mi culpa y por mi bien.  Por mí padeció la traición de sus discípulos, por mí las negaciones de Pedro, por mí los desprecios de Herodes, por mí la sentencia de Caifás, por mí los azotes y la corona de espinas, y la crucifixión. Todo por mis pecados y todo para salvarme. Todo para mi ejemplo y mi consuelo.

   Por mí sufrió las bofetadas, y los salivazos, y las blasfemias, y las burlas con que se divirtió toda la noche la canalla servidora de Caifás.

   Por mí fue, Salvador mío, por mí.

Ignacianas
Angel Anaya, S.J.