Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la doctrina del Evangelio
Llegaron los escribas y fariseos a pedir a Cristo milagros, y Él los
respondió y les señaló el de su resurrección, arguyendo su dureza con la
penitencia que hicieron los de Nínive en la predicación de Jonás profeta, y con
el fervor de la reina Sabá que vino del Oriente a oír la sabiduría del rey
Salomón.
Punto I.- Considera cómo no todos los que se llegan a Cristo salen con
igual aprovechamiento, porque no van todos con la misma intención ni deseo de
su bien; advierte de qué grupo eres tú, y mira si esperas milagros como estos
para resolverte a servirle; considera cuánto ha que estás en su escuela y
cuánto has aprovechado en ella, y pídele gracia para enmendarte y aprovecharte
de su santa doctrina.
Punto II.- Considera que pidiéndole milagros les dio el de su resurrección
en que había de volver al mundo dentro de tres días, advierte que tú también
has de resucitar de entre los muertos;
pero mira cómo resucitarás, si glorioso como Cristo, o feo y abominable como
los pecadores que no hicieron penitencia: dispón tu vida para ser su compañero
en el Cielo.
Punto III.- Considera la sentencia que les dio Cristo, diciendo que los
de Nínive habían de condenarlos en el día del Juicio, porque aprovechándose de
la predicación de Jonás profeta hicieron penitencia, y ellos no la hacían
predicándoles Cristo, quien era más que Jonás y que todos los profetas. Considera
que la misma predicación tienes tú, porque te predican Su Evangelio, aunque por
diferente boca; pero es la misma doctrina que predicó a los antiguos y que te
hará el mismo cargo que a ellos y te pondrá en balanzas con los de Nínive, que
hicieron áspera penitencia por la predicación de Jonás, y tú no la haces por la
del Salvador. Mira no seas condenado como estos en su comparación. Ponte
delante de la ciudad de Nínive, toda en llanto, ayuno, silicio y ceniza, y
clamando al Señor desde el rey hasta el más vil esclavo, y que dándoles
cuarenta días de plazo no esperaron a tanto, sino que al momento hicieron
penitencia; y mira cuál la debes hacer tú que no tienes un día seguro, y clama
con los de Nínive a Dios, pidiéndole perdón de tus pecados, y ofreciéndole con
verdadera contrición hacer condigna penitencia de ellos.
Punto IV.- Les pone Cristo delante la venida de la reina Sabá de tan
lejos a oír la sabiduría de Salomón, y que ellos teniendo tan cerca al que era
más que Salomón no se aprovechaban de su sabiduría y doctrina. Considera que te
ha de hacer Cristo el mismo cargo a ti por tu negligencia; mira lo que trabajan
y caminan los hombres por alcanzar la sabiduría humana y las honras y riquezas
perecederas, y lo poco que haces tú por alcanzar la sabiduría del Cielo y las
honras y riquezas verdaderas; atiende a los muchos predicadores y maestros
espirituales que te ha dado el Señor, y que los tienes tan a mano, y siempre
que quisieres te puedes aprovechar de su doctrina y no te aprovechas de ella.
Teme no te ponga en balanzas con los muchos que son santos. Mira la cuenta que
has de dar de esto a Dios y pídele su gracia para enmendarte y vivir con tal
fervor que ninguno te pase el pie adelante, y tú te adelantes a todos en su
santo servicio.