miércoles, 28 de agosto de 2024

SOBRE LA EXCELENCIA Y FRUTOS DE LA VERDAD REVELADA (Revelaciones a Santa Brígida)

 




Dícele san Juan evangelista a santa Brígida, que ninguna obra buena quedará sin premio. Háblale

también de la excelencia de la Biblia.


LIBRO CUARTO - REVELACIÓN PRIMERA


Aparecióse a santa Brígida un hombre, que parecía tener los cabellos cortados afrentosamente. Su cuerpo estaba untado con aceite y del todo desnudo, aunque nada deshonesto, y dijo a la santa:

 La Escritura que llamáis santa vosotros los que vivís, dice que ninguna obra buena quedará sin premio. Esta es la Escritura llamada por vosotros Biblia, pero nosotros los bienaventurados la llamamos sol más resplandeciente que el oro, que fructifica como la semilla que da ciento por uno. Porque como el oro aventaja a los demás metales, así la Escritura que vosotros llamáis santa, y nosotros en el cielo la llamamos de oro, excede a todas las demás escrituras; porque en ella se honra y predica el verdadero Dios, se recuerdan las obras de los Patriarcas y se explican los vaticinios de los profetas. Y porque ninguna obra ha de quedar sin su debida remuneración, atiende a lo que voy a decirte:

Tú que me estás viendo, prosiguió san Juan Evangelista, ten entendido que yo soy el que de raíz penetró la Escritura de oro, y conociéndola la aumentó, inspirado por Dios. Yo fui afrentosamente desnudado, y porque lo llevé con paciencia, vistió Dios mi alma con vestidura inmortal; fui metido en una caldera de aceite, y por eso gozo ahora del aceite de la alegría sempiterna; soy también el que después de la Madre de Dios pasé del mundo con una muerte más suave, porque fui custodio de esta Señora, y mi cuerpo se halla ahora en lugar muy seguro y tranquilo.