martes, 29 de junio de 2021
EL PODER DEL SANTO ROSARIO
viernes, 25 de junio de 2021
jueves, 24 de junio de 2021
LA INTOLERANCIA DOCTRINAL (Sermón del Cardenal Pie en la Catedral de Chartres)
lunes, 21 de junio de 2021
Vacunas COVID-19 y experimentación con tejido fetal
Aparte de otros adyuvantes y un universo de nanopartículas de dudoso origen y fines, las vacunas que se están administrando contra la COVID-19 contienen material genético de fetos abortados, dicho con palabras más claras, bebés en gestación a los que un médico abortista les arrebató la vida en la camilla de alguna de esas clínicas creadas para la ejecución de inocentes. Ninguna de las vacunas que están actualmente en el mercado –Moderna, AstraZeneka, Pfizer o Johnson & Johnson— para “salvarnos” de esta “mortal” enfermedad está libre de este material genético, conseguido, además, de manera muy poco honrosa. Hay que decir que el material genético que se utiliza en investigación no es de abortos espontáneos, sino de fetos vivos, tal como decimos a continuación.
Hace unos años, a raíz de la grabación con cámara oculta del oscuro negocio de la International Planed Parenthood IPPF con los bebés abortados se jaleó el tema en algunos medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales. Muchos pudieron enterarse de algunos pormenores del sórdido mundo de la Cultura de la Muerte, pero fue una noticia más en una sociedad que ha perdido el norte hace tiempo. No era un tema nuevo. La IPPF, fundada por Margaret Sanger e íntima de Hitler, es la mayor promotora de abortos del mundo. Su manera de operar es siniestra e innoble, sobre todo hace unos años, porque muchas mujeres acudían engañadas a sus consultas.
Desde que en 1973 se implantó el aborto a petición en EE.UU., la experimentación con tejido fetal inició una carrera imparable que se vio reforzada con la derogación de las leyes que prohibían los experimentos con niños abortados, gracias a la administración Clinton, tan dispuesto siempre a favorecer a la cultura de la muerte. La Liga Nacional del Aborto (NARAL) y Paternidad Planificada son las organizaciones que más colaboran en promocionar estos oscuros experimentos.
Si el aborto es un negocio boyante, la investigación con fetos no le anda a la zaga. El instituto HANA, dedicado a estos menesteres publicita como reclamo para futuros accionistas los suculentos beneficios de su industria. Estamos hablando de miles de millones de dólares.
El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus siglas en inglés), apoya estos trabajos y recibe varios millones de dólares al año para la investigación con tejido fetal.
El tejido fetal tiene cuatro características que lo hacen muy tentador para el trasplante en los adultos: 1) capacidad para crecer y multiplicarse. Con la edad, el cuerpo humano pierde esta cualidad; 2) capacidad de someterse a la diferenciación de células y tejidos; 3) capacidad de sintetizar factores de crecimiento. Estos factores aumentan la capacidad de las propias células fetales y estimulan el crecimiento y la supervivencia de otras células dañadas; 4) capacidad antigénica reducida, es decir, las células fetales tienen menos probabilidad de ser atacadas y destruidas por el sistema inmunitario del adulto.
Los primeros informes sobre la experimentación con fetos se remontan al año 1928. Desde el trasplante de huesos de conejo en humanos, citado por Shattuck, al tejido pancreático de tres fetos humanos en un joven de dieciocho años con diabetes, realizado por Fishera, o los trasplantes de tejido cerebral de fetos humanos en ratas de Willis, todos ellos un fracaso, se interrumpió la investigación durante bastante tiempo y no se reinició hasta finales de los años setenta cuando la fundación Krock, financiada por McDonald´s, costeó varias investigaciones que también fracasaron. El parkinson y la diabetes son las dos enfermedades que persiguen poder curar, sin que hasta la fecha hayan tenido éxitos sustanciales. En 1985, el doctor Kevin Lafferty de la Universidad de Colorado, volvió a trasplantar tejido pancreático fetal a tres adultos diabéticos y también fracasó.
En 1992 el New England Journal of Medicine publicó que los experimentos con tejido fetal humano para aliviar la enfermedad de Parkinson habían resultado exitosos. Tal afirmación la avalaba una nutrida colección de documentos científicos de las universidades de Yale y McGill, el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado y el Hospital Universitario de Lund, (Suecia). El tratamiento consistía en trasplantar tejido fetal en el cerebro de los aquejados de la citada enfermedad. Como ya apuntamos, el tejido fetal es el más adecuado para trasplantes, pues produce menor rechazo porque el sistema inmunitario reacciona más débilmente.
Estos últimos experimentos, por un lado, hicieron concebir esperanzas a los enfermos de parkinson, y por otro, suscitaron un gran debate sobre la moralidad de experimentar con fetos humanos. A este respecto, el doctor Bernard Nathanson, aun reconociendo que esta utilización sea para bien, siempre se posicionó en contra argumentando que si los tejidos de los masacrados judíos se hubieran empleado para curar a los heridos de guerra, no quedarían justificados los horrendos crímenes.
Pero fueron falsas esperanzas una vez más, pues aunque se habían producido mejorías, al cabo de un año los enfermos estaban en el mismo estado.
Durante las últimas dos décadas es muy poco lo que ha trascendido sobre la experimentación con fetos humanos, lo cual no quiere decir que no se esté experimentando. El secretismo es debido a que la falta de ética de estas investigaciones supuestamente científicas es más que evidente.
Para los trasplantes, los fetos tienen que ser recién abortados. Para reponer el páncreas de un enfermo de diabetes sería necesario –en el caso de que funcionase la técnica—el tejido pancreático de ocho fetos abortados entre las catorce y las veinte semanas. Para obtener tejido nervioso y cerebral adecuado para tratar a un enfermo de parkinson son necesarios cinco fetos de entre nueve y doce semanas. Esto ha propiciado un mercado de fetos vergonzoso, que tiene entre otros protagonistas a la citada IPPF.
A los científicos no les importa saber cómo se obtienen los tejidos fetales para sus experimentos. El doctor B. Nathanson relata que: “las mujeres de entre 13 y 18 semanas de embarazo se colocan en una mesa de operaciones, se les dilata el cuello uterino, se les rompe la bolsa de agua, la cabeza del feto se guía inmediatamente por encima de la cérvix dilatada, se le perfora el cráneo y se coloca una bomba de succión en el cerebro. Luego se succiona el contenido cerebral y se almacena inmediatamente con hielo para preservar su viabilidad […] Procedimientos similares se usan para obtener páncreas fetal, fluido fetal, y timo fetal”.
Espero lector, que conserves la noble capacidad de escandalizarte ante prácticas como esta que denuncia el doctor Nathanson. Él sabía muy bien toda la sordidez que escondía el mundo del aborto y quiso regalarnos su testimonio.
Los fetos de abortos espontáneos no son válidos para la experimentación porque, primero, ya nacen muertos, y, como hemos expresado, es necesario que el tejido esté vivo. Tampoco sirven los fetos muertos por efecto de la RU 486. Segundo, porque los fetos de abortos espontáneos no son suficientes para satisfacer la demanda existente. El negocio del aborto nos lleva a un negocio igual o mayor: el de la experimentación fetal. Pensar en el horror al que todo esto nos está llevando es escalofriante. ¡Es hora de abrir los ojos!
viernes, 18 de junio de 2021
“A Luchar” : a todos los católicos y fieles tradicionalistas
“A Luchar”
A todos los
católicos y fieles tradicionalistas
El presente escenario mundial, la situación de
la Iglesia y las diferentes pruebas que están por venir me hacen querer
compartir un pensamiento, una reflexión, un testimonio de la lucha que un católico
tradicionalista tiene que vivir día a día. Mi intención no es atacar, ni
criticar, ni imponer, simplemente una invitación a reflexionar cómo defendemos
nuestra fe.
Tuve el gran privilegio y bendición
de nacer en una familia católica y tradicionalista. Desde niño fui enseñado en
la doctrina y el catecismo de la Iglesia Católica. Asistía todos los fines de
semana a un muy bonito priorato de la FSSPX. Catecismo, misa, apostolado,
sacramentos, sana convivencia. Todo eso lo tenía. Se podría decir que era una
vida de católico tradicionalista fácil, light. Un plan seguro para ir al cielo trazado fácilmente: rezar el Rosario
entre semana, ir a catecismo, a misa, a algún apostolado y recibir los
sacramentos. Repetir esto todas las semanas. Este camino seguro me permitía
tomar ciertas facilidades u oportunidades “¿Pequé? Fácil, me confieso
el fin de semana, no importa.” “¿Que si no alcanzo a llegar a misa temprano? Sin problemas,
hay misa en la tarde.”
Desde pequeño me fueron inculcando
que la Iglesia vivía una crisis, que
las misas a las que iban mis compañeritos de la
escuela no eran las mismas. Al principio no lo entendía mucho pero uno le cree
todo a sus padres. Poco a poco me fui dando cuenta de diferencias muy palpables
e irreconciliables con la fe: Mis compañeros
rezaban el Padre Nuestro de una manera diferente, podían tratarse mal y ofender
a la maestra y decir que no pasaba nada, que porque el Padre en la misa del
Domingo les había dicho que Dios es muy bueno y que todo lo perdona y todos se
van al cielo, un cielo donde había lo que más
le gustara a todos, que si te gustaban los Gansitos (un pastelillo), cuando fueras al cielo Dios te recibiría con una dotación
infinita de ellos; el Niño Dios era
reemplazado por Santa Claus en Navidad, entre otras cosas. Sabía en ese
entonces que era muy diferente a los demás. Pero no pasaba nada, ellos podían
seguir con su vida, al cabo yo tenía todo en la FSSPX y no tenía que
preocuparme por nada.
Pasé
la niñez y la temprana adolescencia con una indiferencia hacia la situación que
vivía el mundo y la Iglesia. Tenía el camino facilito a la salvación con los
sacramentos 24/7, misas, coro, catecismos y apostolado.
Inclusive,
ni me preocupaba mi vocación porque seguramente de la Fraternidad saldría, ya
sea en un seminario o en una marcha nupcial con alguna fiel.
A mis 15 años, en una etapa
complicada del desarrollo humano, mis padres de la noche a la mañana tomaron la
decisión de ya no ir, ni llevarnos a mí y mis hermanos a la Fraternidad. Digo
de la noche a la mañana porque así de golpe lo sentí, mis padres ya habían
analizado la dura decisión. Ellos ya habían visto algo que yo no. Los seguí más
por obediencia que por convicción propia. Me llegó a parecer una decisión
radical, exagerada. No tenía
argumentos para debatir o discutir esa decisión y
francamente me quería ahorrar problemas con mis padres.
Las misas dominicales, los
sacramentos, los apostolados, la convivencia con fieles que comparten tus
mismas ideas y valores...todo eso se acabó. Ahora, vivía con la incertidumbre
de si iba a poder confesarme o comulgar alguna otra vez. Los viajes en coche de
20 minutos para llegar a misa se convirtieron en viajes de autobús de 6 horas
uno que otro mes. La bella capilla, el altar y la sacristía fueron reemplazados
por el comedor o la sala de alguna casa, los confesionarios en un colchón o
reclinatorio de alguna habitación, la credencia en una mesa del teléfono, las
grandes voces que cantaban la misa en un susurro de voces desafinadas, el
acolitar con un rol en la misa a hacer todos los roles posibles con tal de que
se pudiera tener una misa cantada; el silencio de la
misa interrumpido por camionetas que venden gas, por los panaderos y por los
que venden tamales.
Pero
¿por qué este giro de 180°? ¿Qué habían visto mis padres que yo no podía ver?
¿Vivir la religión de esta manera no sería un peligro para mi fe? ¿Estaba obedeciendo ciegamente?
Pocos años después lo entendí y que
mejor que explicarlo que la analogía que utilizaba mi madre. Si pones una
manzana podrida en medio de otras manzanas, no esperes que las buenas manzanas
hagan de la manzana podrida una buena manzana, por naturaleza propia, la
manzana podrida hará que el resto se pudra. (Para ser un poco más explícito, la
manzana podrida representa a la Iglesia Conciliar con la cual la Fraternidad
lleva años intentando acordar y ser reconocida).
Dejar la Fraternidad no supondría
un peligro para mi fe, estar tentando con manzanas podridas sí lo sería.
Obedecer tenía sentido, ya que la
autoridad con más conocimiento y preparación ordenaba algo para conservar la
fe. Y cuando se trata de la fe, hay que ser
"radicales". En los mismos sermones de la Fraternidad nos predicaban
que nos sintiéramos orgullosos de que los modernistas nos llamaran locos, locos
por seguir a Cristo, por ir a la misa de siempre, por mantener la fe, por
rechazar al modernismo y a la Iglesia Conciliar. Es curioso que los resistentes
terminamos siendo los locos y criticados por seguir
la misma palabra que predicaban.
Todos estos cambios únicamente
reavivaron mi fe, me hicieron estar conscientes de que existía un conflicto que
no se podía evitar. Había que estar alertas, en espíritu de lucha; en las
catacumbas, siendo perseguidos, como los mártires de los primeros tiempos.
¿Por qué comparto este testimonio?
Simplemente quiero exhortar a mis hermanos tradicionalistas a que reflexionen y
analicen la grave crisis que vive la Iglesia y la Tradición, a que tomen las
armas en el combate espiritual y que evitemos la tibieza.
Nuestro Señor y la Virgen Santísima
nunca nos dejarán solos y nos van a proporcionar todos los medios necesarios
para perseverar. Nuestro Señor nos dice claramente "Buscad el reino de
Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura". Pienso que muchas
veces limitamos estas palabras a que se nos entregarán cosas materiales o
superficiales (alimento, vivienda, ropa, transporte, seguridad, etc.) cuando
realmente también aplica con los sacramentos, las misas. Si nos mantenemos
firmes en la fe y cumplimos los mandamientos, la Divina Providencia nos dará
todo lo que necesitemos para sobrevivir espiritual y corporalmente.
Los exhorto a seguir la lucha que
valientemente inició Mons. Lefebvre y a la que hoy en día se ha sumado Mons.
Viganó quien en una de sus cartas publicadas en Septiembre de 2020 destaca
acertadamente algunos puntos relevantes al conflicto entre los tradicionalistas
y los modernistas:
● Los verdaderos católicos son los
fieles tradicionalistas que se adhieren a las verdades enseñadas y reveladas
por Cristo no aquellos modernistas que sólo conservan el nombre por una
cuestión burocrática.
● El clero y los fieles tienen la
obligación de obedecer primero a Dios antes que a los hombres.
● Un Católico tiene la obligación de
militar y defender la fe. Levantar las armas de manera espiritual y si es
necesario, de manera material.
● Es necesario resistir a los embates
modernistas y corregir con caridad a la autoridad cuando se erra, sobre todo en
estos tiempos de confusión.
Es por eso que no se puede
coquetear con la Iglesia Conciliar, buscar un acuerdo es admitir que los
usurpadores tienen la Verdad. ¿Colaborar con aquellos que profanan la Iglesia
con la Pachamama, con los que besan el Corán, con los que se reúnen a orar en
mezquitas, con aquellos que lanzan herejías a diestra y siniestra, con los que
participan con la élite mundial para establecer un nuevo orden mundial? Y todo
¿para qué? ¿Para ser reconocidos ante los hombres?
¿Y ante Dios? "El que no está
conmigo está contra mí. El que no recoge conmigo, desparrama" dice Nuestro
Señor.
El conflicto entre tradicionalistas
y modernistas está en punto de ebullición, inclusive para aquellos
tradicionalistas "en comunión con la Iglesia" (como la Fraternidad
Sacerdotal de San Pedro), tras los recientes amagues de Francisco de eliminar
Summorum Pontificum (irrelevante para los verdaderos tradicionalistas ya que
solo servía de escudo a muchos para evitar la denotación de
"cismáticos"). Esto es esperanzador para que muchos rebeldes se unan
a la causa, para que los trabajadores vayan a la Viña del Señor. Es momento de
tomar un bando y de orientar y guiar a todas esas personas de buena fe, a la
verdadera doctrina. Velad y orad. Estad sobrios y vigilantes que se acerca la
Segunda Venida de Cristo.
Me
gustaría concluir esta reflexión y exhortación recordando un pasaje de la
Epístola del apóstol San Pablo a Timoteo. Relevantes hoy en día más que nunca.
"Proclama la Palabra. Insiste
a tiempo y a destiempo; reprende, ruega, exhorta, con paciencia siempre y afán
de enseñar. Porque vendrá tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino
que en alas de sus pasiones y con la comezón en sus oídos, se elegirán maestros
a granel y desviarán sus oídos de la verdad y se volverán hacia las fábulas. Tú
anda sobre ti en todo, soporta el sufrimiento, haz obra de predicador del
Evangelio; cumple con tu ministerio. Sé sobrio."
Roguémosle a la Santísima Virgen
María, Nuestra Protectora y a San José para que nos protejan e iluminen en las
batallas que libramos día a día y nos den todas las gracias para perseverar.
Oremos también por todos los buenos obispos y sacerdotes resistentes que nos
predican la sana doctrina y nos orientan en tiempos de confusión.
Oremos también por todos nuestros
familiares, amigos y enemigos para que seamos un solo rebaño, el rebaño de
Cristo y que, al momento de nuestra muerte, podamos decir como San Pablo a
Timoteo: Bonum certámen certávi, cursum consumávi, fidem servávi.
(He luchado la buena lucha, he
concluido la carrera, he guardado la fe).
Que
Así Sea
Dios
los Bendiga
Un fiel tradicionalista
Anónimo
viernes, 11 de junio de 2021
EL SANTO ABANDONO (8. LOS ESFUERZOS EN EL ABANDONO)
8. LOS ESFUERZOS EN EL ABANDONO
Fuera craso error práctico considerar el abandono como
una virtud puramente pasiva y creer que el alma no ha de
hacer otra cosa que echarse a dormir en los brazos divinos
que la llevan. Sería olvidar este principio de León XIII, «no
existe ni puede existir virtud puramente pasiva». Además de
que implicaría un falso concepto del divino beneplácito.
Como toma una madre a su pequeñito y después de
colocarlo donde quiere, éste se ve puesto allí sin haber hecho
de su parte más que dejarse manejar; así pudiera
seguramente haberse Dios con nosotros; podría levantarnos al
grado de virtud que le agradase, enmendar súbitamente un vicio obstinado y rebelde, preservarnos para siempre de
ciertas tentaciones, etc.; y a las veces lo hace; pues al fin esas
elevaciones súbitas y esas transformaciones repentinas no
son cosas que excedan su poder. Sin embargo, continuarán
siendo la excepción, por cuanto desordenarían sus sabios
planes si fueran demasiado frecuentes. Bien está que a un
niño haya que traerle en brazos, porque no puede andar;
empero Dios nos ha dotado del libre albedrío y no quiere
santificarnos sin nosotros.
Por lo que de tal suerte templará su
acción que nuestros progresos sean justamente obra de su
gracia y de nuestra libre cooperación. Según esto, en los
sucesos que declaran el divino beneplácito, la intervención de
Dios se limitará de ordinario a tomarnos de su mano soberana
y a colocarnos en la situación que El mismo nos haya
deparado, sin consultar para nada nuestras pretensiones y
gustos y aun contrariándolos no pocas veces; nos pondrá en
la salud o en la enfermedad, en consuelos o en penas
interiores, en la paz o en el combate, en la calma o en la
agitación, etc. Veces habrá en que para dicha o desdicha
nuestra nosotros mismos nos hemos ido preparando estos
estados, y muchísimas otras ninguna parte tendremos en ello;
mas como quiera que fuere, lo cierto es que Dios es quien
dispone de nosotros y que por lo mismo, una vez puestos en
tales situaciones, habrá que cumplir con nuestro deber
contando con la gracia de Dios; deber, por cierto, bien
complejo.
Para hacer posible el abandono, ha debido el alma
establecerse con antelación en la santa indiferencia; le queda
persistir en ella mediante la práctica ardua de la mortificación
cristiana, que es trabajo de toda la vida.
Antes de los sucesos el alma se pone en manos de Dios
por una simple y general expectación, sin que excluya la
prudencia; por esta causa, ¡cuánto hay que hacer, por
ejemplo, en la dirección de una casa; en el desempeño de un
cargo para evitar sorpresas y desengaños; en el gobierno de
nuestra alma para prevenir las faltas, la tentación, las
arideces! Todas estas providencias pertenecen a la voluntad
de Dios significada y no se deben omitir so pretexto de
abandono, pues no podemos dejar a Dios el cuidado de hacer lo que nos ha ordenado cumplir por nosotros mismos.
Durante los sucesos es necesario ante todo someterse. En
el Santo Abandono llámase esta adhesión confiada y filial y
amorosa al beneplácito de Dios. Quizá haya que luchar un
tanto para elevarse a esta altura y mantenerse en ella; mas,
aun cuando la sumisión fuese tan pronta y fácil como plena y
afectuosa, y por sencillamente que nuestra voluntad se
someta a la de Dios, siempre hay en esto un acto o
disposición voluntaria. En el Santo Abandono la caridad es la
que está en ejercicio y la que pone en juego otras virtudes. Y
así dice Bossuet: «Es una mezcla y un compuesto de actos de
fe perfectísima, de esperanza entera y confiada, de amor
purísimo y fidelísimo». Si aun después de someterse a la
decisión final, se juzga oportuno pedir a Dios desde el
principio que aleje este cáliz, como hay derecho a hacerlo,
esto constituye de la misma manera un acto o una serie de
actos.
Después de los sucesos se pueden temer consecuencias
desagradables para los demás o para nosotros mismos en lo
temporal o en lo espiritual, como sucede en las calamidades
públicas, en la persecución, en la ruina de la fortuna, en las
calumnias, etc. Si está en nuestra mano apartar estas
eventualidades o atenuarías, haremos lo que de nosotros
dependa, sin aguardar una acción directa de la Providencia,
porque Dios habitualmente se reserva obrar por estas causas
segundas, y puede ser que precisamente cuente con nosotros
en esta circunstancia, lo que con frecuencia nos impondrá
deberes que cumplir.
Después de los sucesos, por ser manifestaciones del
beneplácito divino, hay que hacer brotar también de ellos los
frutos que Dios mismo espera para su gloria y para bien
nuestro: si acontecimientos felices, el agradecimiento, la
confianza, el amor; si desgraciados, la penitencia, la
paciencia, la abnegación, la humildad, etc.; cualquiera que sea
el resultado, un acrecentamiento en la vida de la gracia, y por
consiguiente un aumento de la gloria eterna.
La voluntad de Dios significada no pierde por esto sus
derechos, y salvo las excepciones y legítimas dispensas, es
necesario continuar guardándola; los deberes que ella nos impone forman la trama de nuestra vida espiritual, el fondo
sobre el que el santo abandono viene a aplicar la riqueza y
variedad de sus bordados. Además esta amorosa y filial
conformidad no impide la iniciativa para la práctica de las
virtudes: las Reglas y la Providencia le ofrecen de suyo cada
día mil ocasiones; y, ¿quién nos impide provocar otras
muchas, sobre todo en nuestro trato íntimo con Dios? A la
verdad que no somos sobradamente ricos para desdeñar este
medio de subir de virtud en virtud: el salario de nuestra tarea
ordinaria, por opulento que se le suponga, no debe hacernos
despreciar el magnífico acrecentamiento de beneficios que
puede merecernos dicha actitud.
Henos así bien lejos de una pura pasividad, en que Dios lo
haría todo y el alma se limitaría a recibir. En otra parte diremos
que esta pasividad se encuentra en diverso grado en las vías
místicas, en cuyo caso es preciso secundar la acción divina y
guardarse de ir en contra. Pero aun en estos caminos místicos
la mera pasividad es excepción muy rara. Por poco que se
haya entendido la economía del plan divino y por poca
experiencia que se tenga de las almas, se ha de convenir en
que el abandono no es una espera ociosa, ni un olvido de la
prudencia, ni una perezosa inercia. El alma conserva en él
plena actividad para cuanto se refiere a la voluntad de Dios
significada; y en cuanto a los acontecimientos que dependen
del divino beneplácito, prevé todo cuanto puede prever, hace
cuanto de ella depende. Mas, en los cuidados que ella toma,
confórmase con la voluntad de Dios, se adapta a los
movimientos de la gracia, obra bajo la dependencia y sumisión
a la Providencia. Siendo Dios dueño de conceder el éxito o de
rehusarlo, el alma acepta previa y amorosamente cuanto El
decida, y por lo mismo se mantiene gozosa y tranquila antes y
después del suceso. Fuera, pues, la indolente pasividad de los
quietistas, que desdeña los esfuerzos metódicos, aminora el
espíritu de iniciativa y debilita la santa energía del alma.
Los quietistas pretenden apoyarse en San Francisco de
Sales, pero falsamente. Preciso fuera para eso, entrecortar
acá y allá en los escritos del piadoso Doctor palabras y frases,
aislarlas del contexto y alterar su sentido.
No podemos citarlo íntegramente. Nos compara a la Santísima Virgen, dirigiéndose al templo unas veces en los
brazos de sus padres, otras andando por sus propios pies:
«Así -dice-, la divina bondad quiere conducirnos por nuestro
camino, pero quiere que también nosotros demos nuestros
pasos, es decir, que hagamos de nuestra parte lo que
podamos con su gracia». Como rompe a andar un niño
cuando su madre le pone en el suelo para que camine, y se
deja llevar cuando lo quiere traer en sus brazos, «no de otra
manera el alma que ama el divino beneplácito se deja llevar y,
sin embargo, camina haciendo con mucho cuidado cuanto se
refiere a la voluntad de Dios significada». Este hombre tan
lleno del santo abandono escribía a Santa Juana de Chantal,
que no lo estaba menos: «Nuestra Señora no ama sino los
lugares ahondados por la humildad, ennoblecidos por la
simplicidad, dilatados por la caridad; estáse muy a gusto al pie
del pesebre y de la cruz... Caminemos por estos hondos valles
de las humildes y pequeñas virtudes; allí veremos la caridad
que brilla entre los afectos, entre los lirios de la pureza y entre
las violetas de la mortificación. De mí sé decir que amo sobre
manera estas tres virtudes: la dulzura de corazón, la pobreza
del espíritu, la sencillez de la vida... No estamos en este
mundo sino para recibir y llevar al dulce Jesús, en la lengua,
anunciándolo al mundo; en los brazos, practicando buenas
obras; sobre las espaldas, soportando su yugo, sus
sequedades, sus esterilidades.» ¿Es éste el lenguaje de una
indolente pasividad? ¿No es más bien la plena actividad
espiritual?
«Yo -decía Santa Teresa del Niño Jesús- desearía un
ascensor que me elevase hasta Jesús; pues soy muy
pequeñita para trepar por la ruda escalera de la perfección. El
ascensor que ha de levantarme hasta el cielo son vuestros
brazos, ¡oh Jesús! »
Mas no se apresuren los quietistas a celebrar su triunfo.
Expresión es ésta de amor, de confianza y sobre todo de
humildad, pues la santa no se propone en manera alguna
permanecer en una indolente pasividad, hasta que el Señor
venga a tomarla y conducirla en sus brazos; antes bien,
trabaja con una grande actividad. «Por eso -añade- no tengo
yo necesidad de crecer, es necesario que permanezca y me haga cada vez más pequeña.»
Y de hecho ella se labrará con la gracia una humildad que se desconoce en medio de los dones, una obediencia de niño, un abandono maravilloso en medio de las pruebas, la caridad de un ángel de paz y como remate de todo, un amor incomparable para Dios, pero un amor «que sabe sacar partido de todo», un amor que, creyendo por su humildad no poder hacer nada grande, no quiere «dejar escapar ningún sacrificio, ninguna mirada, ninguna palabra, y quiere aprovecharse de las menores acciones y hacerlas por amor padecer por amor y hasta alegrarse por amor».
¿Habrá necesidad de añadir que todas las almas
verdaderamente santas, en vez de esperar que Dios las lleve
y cargue con ellas y con su tarea, se dan mil mañas para
aumentar su actividad espiritual y sacar de todos los
acontecimientos su propia ganancia? Ejemplo palpable y
evidente de esto lo tenemos en la vida de Sor Isabel de la
Trinidad.
martes, 8 de junio de 2021
En verdad os digo, que, si no os volviereis, e hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Evangelio según san Mateo, 18:1-6
En
aquella hora se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: "¿Quién piensas
que es mayor en el reino de los cielos?" Y llamando Jesús a un niño, lo
puso en medio de ellos y dijo:
"En
verdad os digo, que, si no os volviereis, e hiciereis como niños, no entraréis
en el reino de los cielos. Cualquiera, pues, que se humillare como este niño,
éste es el mayor en el reino de los cielos. Y el que recibiere a un niño tal en
mi nombre, a mí recibe. Y el que escandalizare a uno de esto pequeñitos, que en
mí creen, mejor le fuera que colgasen a su cuello una piedra de molino de asno,
y le anegasen en el profundo de la mar".
San Jerónimo
Cuando dice el Señor:
"Mejor le fuera que colgasen a su cuello una piedra de molino, etc." Usa el Señor el lenguaje acostumbrado en la provincia, pues era
costumbre entre los
antiguos judíos, castigar a los mayores criminales arrojándolos al mar atados con una piedra y les
convenía más este castigo. Porque es mucho
mejor recibir un castigo breve,
que el ser reservado para sufrir las penas eternas.
jueves, 3 de junio de 2021
RESPECTO A VACUNAS FABRICADAS CON CELULAS DE FETOS ABORTADOS
"Mas los tímidos e incrédulos y abominables y homicidas
y fornicarios y hechiceros e idólatras, y todos
los mentirosos, tendrán su parte en el lago
encendido con fuego y azufre. Esta es la segunda
muerte." Apoc 21, 8
La ciencia, los medios de comunicación, la iglesia oficial que se dice católica y mucho menos los gobiernos NO nos han hablado ni alertado sobre este aspecto.
MRC-5
A finales de la década de los 60’´s, la línea celular MRC-5 (AG05965) que son fibroblastos de pulmón de feto humano abortado se desarrolló en septiembre de 1966 a partir de tejido pulmonar extraído de un feto de 14 semanas abortado de una mujer de 27 años físicamente sana. La morfología celular es similar a la de los fibroblastos. [coriell.org] Actualmente las vacunas que se fabrican cultivando virus en estas células son Hepatitis A, Hepatitis A +B, Hepatitis A+B + tifoidea, y en todas las combinaciones que incluyan Rubeola.
HEK-293
Otra cepa de células de origen de feto abortado son HEK-293. La línea celular de riñón embrionario humano HEK293 tiene potencial biosintético para la producción similar a la humana y actualmente se utiliza para la fabricación de varios proteínas terapéuticas y vectores virales. Aunque inicialmente se usó para la producción de vectores adenovirales, HEK293 también se convirtió en una de las líneas celulares preferidas para la expresión de proteínas transitoria o estable.
La necesidad de un plegamiento de proteínas y glicosilación adecuados de proteínas terapéuticas ha promovido la producción en células HEK293. [https://www.capricorn-scientific.com/en/landing-pages/HEK-ONE] HEK293 es una línea celular derivada de células renales embrionarias humanas cultivadas en cultivo de tejidos. También se conocen, de manera más informal, como células HEK. Esta línea en particular se inició mediante la transformación y cultivo de células HEK normales con ADN de adenovirus 5 cortado. La transformación dio como resultado la incorporación de aproximadamente 4,5 kilobases del genoma viral en el cromosoma 19 humano de las células HEK. La línea fue cultivada por el científico Alex Van der Eb a principios de la década de 1970 en su laboratorio de la Universidad de Leiden, Holanda. La transformación fue ejecutada por Frank Graham, otro científico del laboratorio de Van der Eb que inventó el método del fosfato de calcio para transfectar células. La fuente de las células era un feto abortado sano de paternidad desconocida.
El nombre HEK293 se llama así porque fue el experimento número 293 de Frank Graham. Se “desconoce” el tipo de célula de riñón de la que proviene la línea celular HEK293 y es difícil caracterizar de manera concluyente las células después de la transformación, ya que el adenovirus 5 podría haber alterado significativamente la morfología y expresión celular. Además, los riñones embrionarios son una mezcla heterogénea de casi todos los tipos de células presentes en el cuerpo. De hecho, investigadores independientes, incluido el propio Van der Eb, han especulado que las células pueden ser de origen neuronal. Aunque teóricamente posible, la mayoría de las células derivadas de un riñón embrionario serían células endoteliales, epiteliales o fibroblásticas.
Se sospecha un origen neuronal debido a la presencia de ARNm y productos génicos que se encuentran típicamente en las neuronas. Hoy en día, las células HEK293 se utilizan con frecuencia en biología celular y biotecnología, solo superadas por HeLa, la primera línea celular humana. Alrededor del establecimiento de HeLa en 1951, los científicos se mostraban reacios a aceptar y utilizar líneas celulares humanas debido a la preocupación por un agente oncogénico en ellas. Esta preocupación, junto con la capacidad conocida de las líneas de células animales para crecer rápidamente y producir una gran cantidad de proteínas, dio a los científicos razones para favorecer las líneas de células animales sobre las líneas celulares humanas al producir proteínas recombinantes. Sin embargo, los avances en la tecnología desde entonces han permitido un aumento en el uso de líneas celulares humanas.
Una ventaja de las líneas celulares humanas es que pueden producir proteínas muy similares a las que los humanos sintetizan de forma natural. Ahora existen productos bioterapéuticos recombinantes aprobados producidos a partir de HEK293 y otras líneas celulares humanas.
HEK293 y sus derivados se utilizan en una amplia gama de experimentos, incluidos estudios de transducción de señales e interacción de proteínas, producción rápida de proteínas a pequeña escala y producción biofarmacéutica. Las células HEK293 crecen fácilmente en cultivos sin suero en suspensión, se reproducen rápidamente y producen altos niveles de proteína, lo que explica por qué se han utilizado ampliamente para producir proteínas de grado de investigación durante varios años. [http://www.hek293.com/]
Las vacunas que se fabrican a partir de esta línea de células son varias del COVID19, la vacuna del ébola y pulmozyme (alfa dornasa) para fibrosis quística.
HEK 293 y vacunas COVID
Las vacunas que actualmente utilizan HEK para su fabricación son COVID 19 ChAdOx 1 AztraSeneca, CanSino Biologics, Pfizer (para pruebas), Inovio, Moderna para pruebas de RNA, Novavax – NVX-CoV2373. [https://cogforlife.org/wp-content/uploads/CovidCompareMoralImmoral.pdf]
Si bien las vacunas de Pfizer y Moderna no tienen en su composición directamente productos derivados de cultivo de células fetales, el RNA que se utiliza, es vectorizado e insertado en este tipo de células fetales para su evaluación y control de “calidad”, para verificar que mediante la inserción de RNA en las células fetales se produzca la proteína Spike del coronavirus.
WI-38
Otra de las líneas celulares de fetos abortados es WI-38. Son células humanas de feto abortado de 3 meses de gestación; de pulmón embrionario normal. Tienen espectros de virus humanos muy amplios, especialmente útiles para el aislamiento de rinovirus. Las células forman una membrana multicapa cuando se mantienen durante períodos prolongados a 37 ° C con ajustes periódicos de pH. Se utiliza en la preparación de vacunas contra virus humanos. Descripción del producto: (https://www.atcc.org/products/ccl-75) La línea celular WI-38 se derivó de un trabajo anterior de Hayflick en el cultivo de cultivos de células humanas. A principios de la década de 1960, Hayflick y su colega Paul Moorhead en el Instituto Wistar en Filadelfia , Pensilvania, descubrieron que cuando las células humanas normales se almacenaban en un congelador, las células recordaban el nivel de duplicación en el que se almacenaban y, cuando se reconstituían, comenzaban a dividirse. desde ese nivel hasta aproximadamente 50 duplicaciones totales (para células derivadas de tejido fetal). Hayflick determinó que las células normales experimentan gradualmente signos de senescencia a medida que se dividen, primero desacelerándose antes de detener la división por completo.
Este hallazgo es la base del límite de Hayflick, que especifica el número de veces que una población de células humanas normales se dividirá, antes la división celular se detiene. El descubrimiento de Hayflick contribuyó posteriormente a la determinación de las funciones biológicas de los telómeros. Hayflick afirmó que la capacidad finita de las células humanas normales para replicarse era una expresión de envejecimiento o senescencia a nivel celular. Durante este período de investigación, Hayflick también descubrió que, si las células se almacenaran adecuadamente en un congelador, las células seguirían siendo viables y que se podría producir una enorme cantidad de células a partir de un solo cultivo inicial. Se descubrió que una de las cepas de células que aisló Hayflick, a la que llamó WI-38, estaba libre de virus contaminantes, a diferencia de las células primarias de riñón de mono que se usaban para la producción de vacunas de virus. Además, las células WI-38 podrían congelarse, luego descongelarse y probarse exhaustivamente.
Estas ventajas llevaron a que WI-38 reemplazara rápidamente las células primarias de riñón de mono para la producción de vacunas de virus humanos. WI-38 también se ha utilizado para la investigación de numerosos aspectos de la biología celular humana normal. Las vacunas que actualmente se fabrican con la línea celular WI-38 son sarampión, rubeola y paperas, varicela y vacuna para zoster.
Se ha comentado que se trata de líneas celulares que solo se fabricaron una sola vez a partir de los primeros fetos abortados, sin embargo, todas estas líneas celulares tienen una senescencia conocida (es decir mueren después de cierto número de divisiones), máximo hasta 60-90 divisiones. Son miles de millones de dosis que se han fabricado desde la década de los 60s y se han aplicado, la pregunta inmediata es ¿Cuántos fetos abortados se han requerido para mantener la demanda de cultivos celulares? Los fabricantes no detallan esta información.
PER C-6
Es otra línea de células de fetos abortados , son células de retina de feto de 18 semanas abortado. Se están desarrollando vacunas "novedosas" para el virus de influenza, ébola y HIV
Cuáles son las implicaciones morales
¿Cuál es la implicación moral de utilizar células de fetos abortados para la fabricación de vacunas? Primero hay que recordar que el 5o. Mandamiento prohíbe matar al inocente. El aborto provocado entra claramente en esta prohibición. Aunque el aborto pudiera llegar a ser un medio por el que se salvara la vida a muchos seres humanos, ni siquiera por ese fin tan noble se podría justificar hacer un mal tan grave rompiendo la ley de Dios. El pecado del aborto es uno de los que se denominan como un “pecado que clama al cielo”: es un crimen atroz, es matar a un inocente y privarlo de su derecho a ser redimido.
La ley moral nos prohíbe participar de algo intrínsecamente malo, como el aborto, ni directamente (participando, induciendo, aconsejándolo), ni tampoco provocando abortos indirectamente (por ejemplo, el consumir o utilizar una de las vacunas mencionadas, ya que crea indirectamente demanda de más fetos abortados para su producción o prueba). No se puede hacer uso del principio del doble efecto para justificar el uso de tales vacunas, ya que el hipotético buen efecto (“salvar vidas”) no sucede antes ni simultáneamente al mal efecto (aborto). De aquí se deriva el principio católico mencionado por San Pablo de que el fin no justifica los medios (“¿Hagamos el mal para que venga el bien?” Rom. 3,8).
Por los tanto es materia grave el participar directamente o indirectamente en el aborto para conseguir un bien posterior. De aquí se tiene que concluir necesariamente que el vacunarse (con las vacunas mencionadas) es materia de pecado grave. Por lo tanto, nadie debe usar las actuales “vacunas” del Covid: (ChAdOx 1, AztraSeneca, CanSino Biologics, Pfizer, Inovio, Moderna, Novavax – NVX-CoV2373, e inclusive la SPUTNIK cuando usa celulas de fetos humanos para reproducir los vectores virales, o son usadas para pruebas de “control de calidad”), ni tampoco las vacunas “convencionales” como las de varicela, hepatitis A, Rubeola y Fluarix (influenza virus) entre otras.
Como hemos visto la industria del aborto es lucrativa para los laboratorios de "ciencia", los productos biológicos llamados vacunas generan ganancias millonarias a costa del aborto. Dios tenga piedad de este mundo apóstata en el que vivimos.
Para más informacion: https://columbuscatholic.org/documents/2017/4/Vaccines%20and%20Alternatives.pdf
Bibliografía
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Manual de Teología Moral para seglares. Pbro. Royo Marín OP. BAC Tercera edición