lunes, 1 de febrero de 2021

APOSTASIA DE FRANCISCO Y DE SUS PRELADOS MODERNISTAS

 


Es bien sabido el escandalo de apostasia de Francisco y de sus prelados modernistas, que en el 2019 hicieron culto publico a un ídolo (falso dios). No fue vez primera esta apostasía de los usurpadores de la jerarquía eclesiástica católica, sabemos de las 3 ediciones de las reuniones interreligiosas de Asis. También sabemos de las misas negras celebradas en 1963, de acuerdo al testimonio de Malachi Martin.
 El pecado de apostasía y el culto a falsos dioses han atraído la ira de Dios, y sus justos castigos, en todos los capítulos de la historia de la humanidad. Francisco y sus secuaces no han hecho sino cumplir las profecías de los últimos tiempos: "..Cuando veais pues, la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel en el lugar Santo.." Mateo 23, 15.

Estos prelados escandalosos del modernismo están arrastrando a la humanidad a la apostasía. Han contribuido junto con la Sinagoga de Satanás al advenimiento del Anticristo. Todos estos hombres no pueden hacerse ilusiones, saben bien que el castigo es ser borrados para siempre del Libro de la Vida, pero la ceguera por el pecado y el odio a la Santa Religión ya no les permite ver lo que hacen.

Leemos en el Salmo 134, 15: “Los ídolos de los gentiles son plata y oro, hechura de manos de hombre: tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, tienen orejas y no oyen”.

   En el Capítulo XIV de Daniel leemos que se niega a adorar al ídolo Bel. “… y se gastaba para él cada día doce artabas de flor de harina (670 litros), cuarenta ovejas y seis cántaros de vino (220 litros más o menos). Tributábale culto también el rey e iba todos los días a adorarlo. Daniel empero, adoraba a su Dios. Y díjole el rey: ¿Por qué no adoras a Bel? A lo que respondió, diciendo: “Porque no adoro a los ídolos hechos de mano, sino al Dios vivo que creó el cielo y la tierra, y es Señor de toda carne”. Replicóle el rey: “¿Crees tú acaso que Bel no es un dios vivo? ¿No ves cuánto come y bebe cada día? A esto contestó Daniel riendo: “No te dejes engañar, oh rey; porque él por dentro es de barro y por fuera de bronce, y nunca come”.  Montó el rey en cólera y llamó a los sacerdotes del ídolo, a los cuales dijo: “Si no me decís quién come todo eso que se gasta, moriréis. Pero si me hacéis ver que todo eso lo come Bel, morirá Daniel por haber blasfemado contra Bel”. Y dijo Daniel al rey: “Sea como has dicho”.

   Eran los sacerdotes de Bel setenta, sin contar las mujeres, los párvulos y los hijos. Fue pues, el rey con Daniel al templo de Bel, y dijeron los sacerdotes de Bel: “He aquí que nosotros nos salimos fuera; y tú, oh rey, pues cierra la puerta y séllala con tu anillo. Y si mañana temprano, al entrar  no hallares que todo se lo ha comido Bel,  moriremos nosotros sin remedio, o morirá Daniel, que ha mentido contra nosotros”. Ellos no tenían miedo pues habían hecho debajo de la mesa una comunicación secreta, y siempre entraban por ahí y se lo comían (todo).

   Levantóse el rey muy de mañana, y del mismo modo Daniel; y preguntó el rey: “¿Están intactos los sellos, Daniel?” Respondió éste: “Intactos están, oh rey”. Abrió luego el rey la puerta y miró a la mesa y exclamó en alta voz: Grande eres oh Bel, y no hay en ti engaño alguno”. Mas Daniel se rió y detuvo al rey para que no entrase dentro, y dijo: “Mira al pavimento, y ve de quién son esas pisadas”. Veo, dijo el rey, pisadas de hombres, de mujeres  y de niños”. Con esto irritóse el rey e hizo prender a los sacerdotes y a sus mujeres e hijos; y le mostraron el postigo secreto por donde entraban a comer cuanto había sobre la mesa. El rey los hizo morir y entregó a Bel en poder de Daniel quien lo destruyó juntamente con el templo.

(Bel era el ídolo principal de los babilonios. Los paganos creían que los dioses comían los manjares colocados delante de sus estatuas).