jueves, 13 de julio de 2017

DAVID PREFIGURA DE CRISTO VENCE AL DIABLO: R.P. HEWKO



Traducción Sermón P. Hewko 2 de Julio 2017
4to Domingo después de PentecostésNashville, Tennessee
Fiesta de la Visitación de la Sma. Virgen María.

La Epístola está tomada de la carta del apóstol San Pablo a la iglesia de los Católicos en Roma, capítulo 8.

“Hermanos Creo que los sufrimientos de la presente vida no son comparables con la gloria, que ha de manifestarse en nosotros. Así la creación ansía la manifestación de los hijos de Dios. Sujeta a la vanidad, no de grado, sino por causa de aquél que la sujetó, espera también ella ser redimida de esa servidumbre de la corrupción, para conocer la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta ahora toda la creación gime como con dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros, que tenemos ya las primicias del Espíritu Santo, suspiramos de lo íntimo del corazón, aguardando el efecto de la adopción de los hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo, en Jesucristo Señor nuestro.”

El Evangelio está tomado de San Lucas, capítulo 5.

“En aquel tiempo: Hallábase Jesús junto al lago, de Genesaret, apretujado por la turba que oía la palabra de Dios, y vio dos barcas a la orilla del lago, cuyos pescadores habían bajado y lavaban las redes. Subiendo, pues a una de ellas, que era de Simón, pidióle la desviase un poco de la orilla. Y sentándose dentro, instruía a las turbas. Acabada la plática, dijo a Simón: Guía mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Replicóle Simón: Maestro, toda la noche hemos estado fatigándonos, y nada hemos cogido; no obstante, fiado en tu palabra, echaré la red. Y habiéndolo hecho, recogieron tan gran cantidad de peces que la red se rompía. Por lo cual hicieron señas a sus compañeros de la otra barca, de que viniesen a ayudarles. Vinieron luego, y llenaron con tantos peces las dos barcas, que poco faltó para que se hundiesen. Viendo esto Simón Pedro, echóse a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador! y es que el asombro se había apoderado de él, como de todos los demás que con él estaban, en vista de la pesca que acababan de hacer. Lo mismo sucedía a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo y compañeros de Simón. Entonces dijo Jesús a Simón: No temas; de hoy en adelante serás pescador de hombres. Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejaron todo y le siguieron.” Esas son las palabras de las Sagradas Escrituras.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Durante esta semana tenemos la lectura del breviario del Libro de los Reyes. Saúl fue ungido rey, pero él fue por malos caminos por el pecado y, especialmente, dice el Espíritu Santo, por su orgullo. Y entonces Dios envió un profeta, Samuel, para ungir a un pequeño pastor nacido en Belén: David, el Rey David. Él es prefigura de Cristo en muchas maneras y escribió los 150 Salmos. David sería ungido Samuel en medio de su familia, probablemente era un adolescente de unos 20 años, dice que era joven y rosado, fuerte y atractivo. La prueba de su fuerza está en que él cuidaba las ovejas para su padre y una vez fueron atacadas por un oso, David sostuvo con la cabeza del animal contra su cuerpo y con solo sus manos lo mató. Luego, otra vez vino un león y como, probablemente David era buen lanzador con su honda que le había ayudado a acabar con las bestias, lo mismo sucedió con el león. David era un chico rudo, con callos en sus pies, corriendo sobre rocas, acampando noche, vigilando las ovejas; siendo un pastor.

Luego, viene la historia que amamos, es la que conocemos: la de Goliat. Dice el Espíritu Santo que Goliat declaró la guerra a los israelitas, que llevaba un casco, una gruesa cota de malla, y hombreras de bronce y el palo de su lanza era como un rayo, la hoja de hierro de la misma pesaba 600 siclos (6.8 kg); él era un tanque humano. Así que gritaba al Ejército de Israel: “Acaso, ¿no soy filisteo y ustedes los sirvientes de Saúl? ¡Escojan a un hombre y que venga a pelear conmigo! Si puede pelear conmigo y matarme, nosotros seremos sus sirvientes; pero si yo venzo ustedes serán los sirvientes y deberán servirnos”

Y Saúl y todos los israelitas se consternaron y asustaron mucho. ¿Por qué se asustaron? Cuando los hombres pierden la fe y se debilitan en la moral se convierten en personas sin objetivo. Es por eso que en los últimos 100 año hay crisis en la humanidad, ya no saben qué defienden.

El Cardenal Pie dice que lo que hace a un hombre, hombre, es la fe Católica y no me refiero a la falsa fe del CVII o distorsiones sentimentales, me refiero a la verdadera fe Católica, que los Papas nos pasaron de la tradición, que Nuestro Señor Jesucristo es Dios, Rey y que el orden político debe de reconocerlo y adorarlo como rey, que la Suprema Corte debe de apoyar la verdadera religión Católica y desterrar todas estas leyes que provocan la ira de Dios: aborto, divorcio, sodomía. Alemania acaba de aprobar una ley sodomita. Nuestro mundo está colapsando y los hombres están sin carácter porque han perdido la fe. La tasa de suicidios sigue elevándose. ¿Por qué es esto? Por la pérdida de la fe. Su brújula está en un huracán, no saben a dónde ir, qué es derecha o izquierda y por eso hasta una nación se vuelve un conjunto de parásitos en busca del siguiente placer. Zombies frente a las pantallas. ¿Cuánto tiempo se pierde en videojuegos o en Internet? Sin hablar de todos los peligros en él. Y todos sufrimos de eso. Por lo que, lo que hace a los hombres, hombres-y las mujeres necesitan verdaderos hombres-es la profesión de Cristo Dios Rey y Supremo Sacerdote.
Entonces, Saúl y los israelitas están asustados, pero David que tenía siempre conversación con Dios en el corazón derramó los 150 Salmos que escribió inspirado por el Espíritu Santo.

El desafío de Goliat continuó por 40 días y el joven David visitó el campamento de Saúl y se enteró de lo que sucedía. David, lleno de fe, dijo a los hombres del campamento: “¿Quién es este filisteo no circuncidado, que se ha atrevido a maldecir el ejército de Dios Vivo? Que el corazón de ningún hombre esté consternado por su causa. ¡Yo, su servidor, pelearé contra ese filisteo!” Recuerden que la religión judía era la verdadera antes de la venida de Cristo y preparó la religión Católica con el Nuevo Testamento.

Y todos, asombrados, incluyendo el rey se preguntaron: “¿quién este pequeño pastor?”. Probablemente hubo un debate entre los soldados “¿quién es este pastor?!” “Regresa a cuidar las ovejas”. Saúl dijo: “Ve y que el Señor esté contigo”. Trataron de ponerle dos armaduras y cotas de malla, pero no le quedaron; era muy incómodo para él, apenas podía caminar. David dijo: “No lo necesito, usaré mi honda de cuero y tengo piedras”.

Todo esto tiene un significado. San Agustín dice que la armadura incómoda es el Antiguo Testamento, sus preceptos y ceremonias y David prefigura Cristo, quien cumplirá todos los sacrificios del Antiguo Testamento y sus ceremonias igualmente. Ahora ya no somos sacerdotes sacrificando animales y cabras y rociando sangre y quemando a la víctima. Ya no lo hacemos; ahora es una oblación limpia, como lo dijeron los profetas y Malaquías, que sería una oblación limpia de pan y vino convertidos en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo. Y ese es el Sacrificio de la Misa.

David va al arroyo y toma 5 piedras lisas, como lo dice el salmo 109 “y del torrente del arroyo beberé” y éste es la Pasión de Cristo, “y escogeré cinco piedras victoriosas”, que son las cinco heridas de Cristo; como dice San Agustín.

La honda es de cuero, porque el cuero es estirado y secado, como lo será Cristo en la Cruz. David también llevará con él, para enfrentarse a Goliat, un gran palo de madera que utilizaba para pastorear, y tomará una de las piedras en el camino, y esa piedra también simboliza a Cristo porque el profeta Daniel dice: “una piedra golpeará a la estatua, derribándola”.

David ya va al encuentro de Goliat quien ve aproximarse un chico y exclamó y gritó y rugió desafiante, moviendo su espada frente a David que viene sin armadura y su honda. Goliat gritó: “¿Acaso soy un perro que vienes a mí con un palo?” Y el filisteo maldijo con sus dioses a David, quien le dijo: “Vengo a ti en el nombre del Señor de los Ejércitos de Israel, a quien tú has ultrajado. Que toda esta asamblea sepa que el Señor no ve con espada y lanza porque es Su batalla y Él te entregará a nuestras manos”.

Goliat se mofó, pero David confiaba en Dios. Un pequeño hombre contra un ejército y un gigante, ¿no es este el estado de la Iglesia? Reducida a un puñado de personas que guardan la fe, luchan por la tradición. Ha sucedido antes en muchos países: la resistencia de Cristeros en México, la Vendeé en Francia, Andreas Hofer, un granjero que lideró una resistencia Católica frente a Napoleón, que utilizó los Sagrados Corazones de bandera, y luchó para evitar la instalación de la Constitución Masónica; tuvo dos grandes victorias contra Napoleón hasta que un traidor hizo que destruyeran a todo el ejército Católico. Pero Nuestro Señor Jesucristo siempre tiene la victoria. Esta pelea es sobre la fe.

Goliat se precipitó hacia David y él se apresuró a cargar su honda con una piedra, la lanzó y la piedra se hundió en la frente del gigante, derribándolo. David corrió hacia él, le quitó el casco y con su espada le cortó la cabeza frente a todos. Los israelitas se regocijaron y los filisteos enmudecieron.

David es la prefigura de Cristo, la piedra que derribará los poderes del infierno (Goliat), el reino de Satanás, pecado y muerte. Le quitará el casco, descubrirá la conspiración, como lo hicieron los Papas en la tradición: han expuesto las conspiraciones francmasónicas y socialismo, condenándolas una y otra vez; lo mismo con el comunismo, que son expertos con el ataque e infiltración. Entonces, la Iglesia quita el casco y Jesucristo le corta la cabeza al demonio a través del calcañar de la Virgen María y por supuesto la espada es la Cruz. Por eso la Cruz es la victoria sobre el demonio y por eso la amamos, la hacemos muchas veces al día; es el símbolo de nuestra redención y es el nombre de la Sma. Trinidad, que mora en nosotros como amigo, como invitado para ser amado, adorado y santificar todas nuestras acciones.

Como dice San Agustín: los hijos de Israel estuvieron frente a frente 40 días con el enemigo, y que por eso los 40 días, como las 4 estaciones, los 4 rincones del mundo representan esta vida, en la cual los hijos de Dios siempre se hallan en batalla contra Goliat y su ejército, el demonio y los ángeles caídos.

Pertenecemos a la Iglesia Militante, podemos hacer reparación por los pecados y luchar siempre contra el demonio, el mundo y la carne. Luchar por la integridad de la Religión Católica, porque siempre ha sido la batalla de los grandes Santos y Papas contra el error y la herejía. Debemos de permanecer fuertes contra el CVII, la nueva misa y contra todo compromiso y aunque nuestro Papa ha perdido la fe y está destruyendo la Iglesia, sigue siendo el Papa y debemos rezar por él, por su conversión y la de Roma. ¿Y qué hay de los 4 obispos consagrados por Mons. Lefebvre? Están bailando con el Vaticano, incluso Mons. Williamson que lidera la falsa resistencia, porque excusan la nueva misa, “la nueva misa alimenta la fe”, “el CVII no es tan malo” y así. Si empiezan a jugar, a comprometerse es como poner su mano a un león hambriento; te va a romper la mano y llevarte a su jaula. No se juega con el modernismo o se pierde la fe.

Resumiendo: como David fue figura de Cristo, quien se enfrentó al Goliat espiritual, el demonio, así como la roca que lo golpeó, que salió de una gran montaña, la Virgen María. Y la piedra rueda haciéndose cada vez más grande, a similitud de la religión Católica que se esparce en el reino de las almas, en ámbitos políticos y económicos. Y aplasta herejías, idolatrías, musulmanes y judíos, protestantes y la fe Católica es victoriosa sobre sus enemigos, porque Cristo es la Verdad, y la Verdad es la que nos hace libres. La Virgen María, es la Virgen Madre escogida por Dios para dar a luz a este león de la tribu de Judá, Jesucristo Rey.

Profesemos la fe y defendámosla. Hagamos actos de amor que agraden a Dios, digámosle: “Dios mío os amo, ayudadme a reparar por mis pecados y los de todo el mundo”. Dios nos dio grandes tesoros: la sagrada fe, el sacrificio y corazón de Nuestro Señor Jesucristo, quien se ofreció por nosotros y esta última arma, reservada por Dios para estos tiempos de apostasía: el Corazón Inmaculado de María. Pidámosle su corazón para amar a Dios con él y hacer reparación.

El Corazón Inmaculado de María nos elevará rápidamente a la santidad, al amor de Dios y el prójimo y nos hará permanecer fieles a la tradición Católica y pelear como guerreros contra la destrucción modernista. Ella aplasta la masonería, el comunismo, el socialismo, sionismo; ella aplasta y odia el CVII y la nueva misa, porque éstos dos atacan a su Hijo y ella es como la mamá osa que cuando le atacan a su cachorro ella lo defiende. Estemos cerca a ella y luchemos con sus armas, recemos el Rosario que nos arranca de las garras del demonio, convierte pecadores, saca vocaciones, porque el demonio quiere alejar a los jóvenes que tienen vocación y el Rosario gana estas batallas.

Santa Teresita del Niño Jesús decía que: “cuando llegues al Cielo vas a tener a vietnamitas, negros, chinos, congos, sudafricanos, rusos… acercándose a ti y diciendo que gracias a tus Rosarios ellos llegaron al Cielo”. Así es como funciona y la Virgen de Fátima nos lo dijo. Vayamos con ella y recemos el Rosario.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.