martes, 16 de agosto de 2016

NUESTRA LUCHA POR CRISTO



¡Madre Inmaculada! ¡Que no nos cansemos! ¡Madre Nuestra!
¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!
Si, aunque el desaliento, por el poco fruto o por la ingratitud, nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor del
Enemigo nos persiga y nos calumnie, aunque nos falten el
dinero y los auxilios humanos, aunque vinieran al suelo
nuestras obras y tuviéramos que empezar de nuevo… ¡Madre
 Querida!... ¡Que no nos cansemos!
Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos
 De la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades, para
Socorrerlos y con los ojos del alma fijos en el Corazón de
Jesús que está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto, el 
Que a cada uno nos ha señalado Dios.
¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos!
¡Nada de estériles lamentos! Mientras nos quede una gota de
Sangre que derramar, unas monedas que repartir, un podo de
Energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de
Nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en
Nuestros pies, que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y
Para hacer un poco de bien a nuestros hermanos…
¡Madre mía, por última vez! ¡MORIR antes que cansarnos!


Mons. Manuel González García, obispo de Málaga (+1940)