viernes, 24 de junio de 2016

PROTECCIÓN DEL SEÑOR SAN JOSE (Las Glorias de San José)



                                                  

   Los doctores con sus consejos y los santos con sus ejemplos nos convidan a dirigirnos al Patriarca San José en todas las necesidades, en todas las aflicciones y en todas las desgracias, seguros de que seremos socorridos, consolados y favorecidos.

   Como dice San Bernardo, si Cristo Señor nuestro viviendo en la tierra prestó al Señor San José obediencia, sumisión y respeto como un hijo a su padre, ahora en el cielo no le niega estas cosas, sino que las cumple y perfecciona.

   San José está sentado en el cielo gozando de las inefables delicias que sus virtudes le alcanzaron, pero sí está seguro por sí, está como inquieto por nosotros, porque él no se desprendió de las entrañas de piedad dejando la carne mortal, ni se vistió de la estola de la inmortalidad para olvidarse de nuestra miseria y de su misericordia.

   El señor San José nos ama más ahora que antes y nos profesa una afición tan particular que la santa Iglesia, aprovechándose de ella, lo ha declarado protector de la Iglesia universal. Y el santo glorioso ¿qué es lo que hace? Continúa dispensando a sus protegidos toda especie de gracias y favores. Prueba de ello son los milagros y las gracias que oímos, vemos y leemos todos los días que se obran por su piadosa intercesión, de modo que nos sentimos movidos interiormente a exclamar ¿quién hay que habiendo acudido a San José en sus necesidades no hay sentido los saludables efectos de su poder? ¡Oh! Nadie.

   Por esto nos creemos autorizados para afirmar, que si el que está triste le pide consuelo, lo obtiene; si el atribulado le pide alivio, le alcanza, si el que está en peligro acude a él, le libra; si el enfermo le suplica la salud, se la otorga, si el justo le ruega le conceda la perseverancia en el bien y si el pecador le suplica, alcanza de él también la verdadera penitencia.

   En suma, San José favorece a todos sin distinción de edad, estado, ni condición, porque él es el protector de los niños, el abogado de los casados, el modelo  los sacerdotes, el amparo de las vírgenes y el consuelo de los enfermos.

Las Glorias de San José

R.P. José María Vilaseca