domingo, 15 de noviembre de 2015

SÍNODO 2015 SOBRE LA FAMILIA: R. P. ALTAMIRA




Queridos hijos:

Hace 15 días, Francisco terminaba en Roma un nuevo Sínodo de la Familia, un nuevo “ajuste de tuercas” en esta falsa religión que han creado con el Concilio Vaticano II, esa falsificación del Catolicismo que ellos han realizado.

Sobre este Sínodo, algunos han dicho que fue una derrota de Francisco, porque él quería ir mucho más allá, y el ala conservadora de los modernistas se lo ha impedido. Es muy interesante reseñarles las trampas o irregularidades que se intentaron al final y que no tuvieron éxito.

Pero aun así, si bien los que analizan estas cosas “aciertan” en que Francisco no pudo llegar a tanto como él quería (detrás del Instrumentum Laboris que había presentado antes del Sínodo), nosotros creemos sin duda que este Sínodo (al igual que el anterior del año 2014) fue un gran, un grandísimo, triunfo de Francisco y la Revolución, para terminar de destruir el Catolicismo.
Hoy les hablaremos de aspectos generales de este Sínodo y la semana que viene iremos al texto.

¿Por qué decimos que este Sínodo (y el anterior) es un gran triunfo de Francisco?

Lo que responderemos no es nuevo, en realidad se ha metido en la Iglesia más fuertemente desde el famoso Concilio, pero parece que a Francisco le incumbe dar los últimos retoques de todo esto, y “llegar a la meta”.

El Sínodo fue un gran triunfo de Francisco porque él ha puesto en la mente y acción de todos esos obispos (y por derivación de todos los católicos del mundo entero) el principio funesto, y satánico, de que “La Verdad se vota”. En este caso del Sínodo, los temas se referían principalmente a la Moral (a los comportamientos y acciones de las personas), “votamos el bien y el mal”.

En este tema de que “La Verdad se vota” está el meollo de lo satánico y el mal que hace Francisco, y el insulto gravísimo a Dios Nuestro Señor Jesucristo. Vale decir:

“Vamos a votar si la situación de los divorciados vueltos a casar está bien o está mal”. “Vamos a votar si esos divorciados pueden recibir la Comunión”; nosotros decimos: si se han arrepentido y confesado sí; si no: no; es así de sencillo. Sigo ahora con Francisco: “Vamos a votar si el vivir en unión libre está bien o está mal”. “Vamos a votar si hacer anticoncepción, planificación, está bien o está mal”. “Vamos a votar si la homosexualidad está bien o está mal”.

O, como han hecho aquí en Colombia el miércoles, porque en el fondo es lo mismo: “Vamos a votar si dar niños en adopción a los homosexuales está bien o está mal”. Y los “honorables” miembros de la Corte han dicho en mayoría “sí, está bien y se puede hacer”. Yo no quisiera estar en el pellejo de estos hombres cuando Dios los juzgue. Y hay que ver qué castigos vendrán ahora para Colombia de parte de Dios, y por supuesto que los obispos del Modernismo no dicen nada (o lo hacen muy tímidamente).

Hay que llamar al sentido común: “Mi hijito, ¡esas cosas no se votan!, ¡sentido común!”.
La Verdad es la Verdad: Lo que es, es. Y la Verdad o el bien no dependen de lo que yo quiera votar: Son tales y punto. En el fondo es como si Francisco dijera (porque es realmente lo mismo y de eso se trata): “Vamos a votar si mentir está bien o está mal”, o el ejemplo que ustedes quieran poner. La moralidad de las acciones no se vota, o está bien o está mal, y lo único que nos toca a los sacerdotes es enseñar la Moral. El ser humano muchas veces obra contra la moralidad y el bien de las cosas, ¡pero no es algo que se vote!


Insistimos: Que Francisco logre que en todos esos obispos modernistas (y por extensión: que en todas las mentes de los católicos del mundo) se vote ya por segundo año consecutivo para determinar la moralidad de las cosas: Es un triunfo gigantesco de Francisco: La destrucción de la Verdad, y -por mismo- la destrucción de Cristo, la destrucción de la Moralidad, y la destrucción del Catolicismo.

Demos ahora algunos pormenores sobre el Sínodo.
La Relación Final consta de 94 puntos. Fueron votados uno por uno por los 265 obispos sinodales que estaban presentes (sobre un total de 270 convocados). Todos los puntos fueron aprobados por una mayoría calificada de dos tercios, es decir, todos los puntos alcanzaron al menos 177 votos.
Una periodista reseña lo siguiente:

Los párrafos más conflictivos: Los puntos con la aprobación más ajustada son los referidos a las “situaciones complejas”: convivencia sin matrimonio, uniones de hecho, homosexuales… El párrafo con menos consenso (178 votos a favor, 50 en contra) es el punto 85, una llamada a los presbíteros para acompañar a los divorciados vueltos a casar que quieren emprender un camino de reconciliación, en virtud de un “discernimiento pastoral” que “debe hacerse cargo de estas situaciones”. También hay una mirada bastante positiva hacia los tipos de familia que no se corresponden con el modelo tradicional e ideal para la Iglesia: los matrimonios civiles, las uniones de hecho o incluso las parejas que conviven sin casarse. “Todas estas situaciones han de ser afrontadas de manera constructiva”. Y luego se añade: “La decisión de vivir juntos es signo de una relación que quiere realmente orientarse a una perspectiva de estabilidad”. (…)

Y demos otros “pormenores”. Hablemos sobre maniobras bastante cuestionables, hechas –podemos decir- por los agentes de Francisco.
Escuchen la reseña que hace otro periodista, en este caso “de tinte conservador”, donde nos explica bajo qué circunstancias se llegó al texto final:

“El texto [nota: que se presentó el jueves 22 de octubre y -si mal no entiendo- por la tarde] no tenía en cuenta ninguna de las 1355 enmiendas propuestas durante las tres semanas previas, y en sustancia volvía a proponer la estructura del Instrumentum laboris [nota: éste fue el documento que se ofreció a los obispos meses antes de comenzar el Sínodo para trabajar durante el mismo], [texto presentado] que incluía los párrafos que habían suscitado tan duras críticas en el aula: los referidos a la homosexualidad y a los divorciados vueltos a casar. El debate se fijó para la mañana siguiente, con lo que sólo se podían preparar durante la noche nuevas enmiendas a un texto redactado en una lengua que sólo dominaban algunos de los padres [nota: estaba redactado sólo en italiano]. Pero en la mañana del 23 de octubre, Francisco, que siempre ha seguido con atención los trabajos, se ha topado con un inesperado rechazo del documento que había redactado la comisión. Nada menos que 51 padres sinodales intervinieron en el debate, la mayor parte de los cuales se oponía al texto avalado por el Santo Padre... El documento no podía ciertamente volver a presentarse al día siguiente en el aula, por el riesgo de quedar en minoría y producir una grave división… Entre la tarde del viernes y la mañana del sábado, la comisión redactó UN NUEVO TEXTO, que se leyó en el aula en la mañana del sábado 24 y se sometió a votación por la tarde, obteniendo para cada uno de los 94 párrafos la mayoría exigida de dos tercios…”.

Ahora, independientemente de lo ocurrido, que es muy interesante y muestra “los niveles de manejo que se tienen”, la reseña de los hechos muestra que hemos llegado dentro de la falsa “Iglesia” a lo mismo que la politiquería moderna, idéntico a lo que ocurre en el Congreso o en el Senado, igual a lo que ocurre con cualquier proyecto de ley democrática:

Hacer trampa con el texto, no tener en cuenta las enmiendas (“modi”) solicitadas, presentarlo a última hora para que “los adversarios” tengan poco tiempo para preparar el contrataque, en una lengua que sólo dominan algunos de ellos, los cuales aun así logran oponerse fuertemente, y entonces preparar nuevo texto para ver si así logra ser aprobado…

¡Es la democracia en la Iglesia, la tesis de la herejía del Modernismo: “colegialidad democrática”! Por eso, amén de la oposición, es un gran triunfo de Francisco, porque introduce al summum el democratismo y la colegialidad.

Como decíamos al principio: “La Verdad se vota”; “vamos a votar si la situación de los divorciados está bien o está mal, si la homosexualidad está bien o está mal”, etc. El sólo hecho de sostener el principio de que la Moral, o peor: el Dogma, se puedan votar es destruir la Verdad, i.e. destruir a Cristo mismo, y destruir el Catolicismo. ¡Y así estamos en la supuesta Iglesia Católica! Eso no es más la Iglesia Católica. Eso es “la Religión y la Iglesia de Francisco de Buenos Aires”, eso es o será la Religión Mundial, ¿pero Catolicismo?, ¡eso no, eso sí que no!, Catolicismo no es.

Y en cuanto al tema “contingente y secundario” de que tal vez Francisco no pudo llegar a tanto como él quería, “la posible revancha de Francisco de Buenos Aires está muy cerca”, a la vuelta de la esquina en realidad, porque el mismo Sínodo termina, en su último número, pidiendo a Francisco que ahora él escriba un documento sobre la Familia, y hace escasos días salieron declaraciones de un prelado del Vaticano diciendo que probablemente Francisco lo hará y saldría prontamente (sería una exhortación post-sinodal).

Les leemos el texto del Sínodo: *nº 94+ “(…) Como conclusión de este informe, pedimos humildemente al Santo Padre considerar la posibilidad de emitir un documento sobre la familia”. ¡Dios nos libre y guarde!

Además hay una insistencia en dejar estos temas al discernimiento de cada obispo y en cada diócesis; sobre todo referido al tema de los divorciados y recibir la comunión. Imagínense cómo cada uno puede entonces “seguir haciendo lo que quiere”.

Sobre homosexualidad: Imagínense, en Fontibón, lo que puede llegar a decir y hacer Mons. Juan Vicente Córdoba (recuerden sus declaraciones sobre la homosexualidad y sus insultos vulgarísimos a Santa María Magdalena). Imagínense, en Cali, lo que puede llegar a decir y hacer Monseñor Darío de Jesús Monsalve (con su no “convertir en problemático algo que debería ser aceptado”; se refería a la homosexualidad).

La semana que viene, Dios mediante, les hablaremos del texto de este Sínodo. Y ahora para terminar:
Este grado de cosas y de corrupción ya no lo arregla “mano humana”. Solamente Dios Nuestro Señor Jesucristo podrá arreglarlo cuando venga en su ya próxima Segunda Venida Gloriosa, y recién así acabará todo este circo.
Mientras tanto, con su gracia, “debemos aguantar”; hay que seguir trabajando en nuestra santificación personal; y tratar de salvar e ilustrar todas las almas que podamos. “¡Ven, Señor Jesús!”.

AVE MARÍA PURÍSIMA.