sábado, 10 de octubre de 2015

Domingo Decimoctavo Después de Pentecostés (Bogotá, año 2015): R. P. Altamira



Queridos hijos: Hemos escuchado el relato de este hecho tan portentoso cuando Nuestro Señor cura “al paralítico que bajó del techo”. Imagínense si ustedes hubieran estado presentes, lo que hubieran visto… Al dueño de la casa probablemente no le gustó tanto (decía el P. Castellani): Le rompieron parte de su casa. Ya que nombramos al Padre Castellani, queríamos compartirles algunos conceptos de él en la prédica de este domingo.

 Comencemos escuchando una reseña del padre, sobre el episodio en general:1 “En la curación del paralítico de Cafarnaúm… hace Cristo la primera afirmación implícita de su Divinidad… «Ánimo, hijo, te perdono tus pecados». No esperaban oír eso… «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?»… En efecto, pensaban: «Éste blasfema. Nadie puede perdonar pecados sino Dios». No pensaban mal en eso último, porque es verdad; pero hacían mal en juzgar ligeramente de blasfemo a un hombre santo (nota: y más que santo porque era Dios: Él perdona los pecados, y en nombre de Él los perdonamos nosotros los sacerdotes). «¿Qué es más fácil decir: Te perdono tus pecados, o decir: Levántate y anda?». Decirlo es igual de fácil; la cuestión es hacerlo. «Pues bien, para que veáis que el Hijo del Hombre tiene sobre la tierra poder de perdonar los pecados – se volvió al paralítico y dijo– tú levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». Así lo hizo el favorecido, el cual pacatamente, en vez de salir corriendo, se llevó su sofá-cama a cuestas, como le mandaron: porque hoy día los muebles están caros. Los que casi salieron corriendo fueron los de afuera al verlo: «Llenos de temor decían: hemos visto lo increíble».

 Uno de los temas aquí es el pecado, qué es y quién lo perdona. Interesante por la realidad que nos toca vivir: Interesante por la herejía del Modernismo o Progresismo (que padecemos sin límites desde el Concilio) y por sus tesis del Misterio Pascual. Interesante por los verdaderos conceptos de pecado y de conversión; nos referimos a los conceptos católicos. Interesante para comparar con los nuevos conceptos inventados por Francisco y su falsa religión. 

Pero escuchemos primero al Padre Castellani: “«¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios solo?» ¿Por qué? Porque se cometen contra Dios… el pecado (la consciencia del pecado o pecaminosidad) es la primera relación del hombre con Dios. La pecaminosidad es el pecado original; San Luis Gonzaga no hizo nunca un pecado [mortal] y sin embargo se sentía pecador; por la pecaminosidad. Y la religión es la relación del hombre con Dios: la misma palabra significa eso: «religio» viene de «religare»: 

«religar»… Sí, pero la mayoría de los que pecan no piensan en Dios, no tiene ninguna intención contra Dios ni contra nadie… (…) Los que pecan no piensan en Dios; sí, pero deberían pensar. La relación del pecado es una relación objetiva… está allí en las cosas, sea que yo la piense o no; y es una relación trascendente como todo lo que toca directo a Dios; LA CUAL TRASLADA AL PECADO A UN PLANO TREMENDO, QUE ES VISIBLE SÓLO A LOS OJOS DE LA FE (nota: tremendo y visible sólo a los ojos de la Fe por la gravedad del pecado: ofensa contra Dios, y por la gravedad de los castigos: la eternidad del Infierno con el maldito Diablo, los otros demonios y el resto de los condenados… para siempre); pero que también hasta cierto punto puede vislumbrar la razón…

Por esa relación directa y trascendental, que es el objeto de la religión, nadie puede perdonar pecados sino sólo Dios; y para poderlo fue necesario interviniera la inmolación de Cristo, Cordero de Dios inmolado…”. 

A veces uno escucha “tal o cual cosa es mala porque Dios así lo dispuso, pero no debería ser así. ¿Qué tiene de malo hacer tal cosa, “si yo la quiero mucho a Juanita”? Las cosas no son malas porque Dios así lo disponga, como un mandato “caprichoso” de su Voluntad. Antes que nada la naturaleza de las cosas y de las acciones es la que determina si algo es malo o no. Mentir no está mal porque Dios lo diga, mentir está mal porque la cosa en sí está mal, porque la misma naturaleza de la mentira (contra el ser veraces y a favor de engañar al prójimo) es mala, “lo diga o no lo diga un padre, lo enseñe o no lo enseñe un sacerdote”, y así con todo pecado. Las acciones que son pecado están fuera de la naturaleza de las cosas, están contra la naturaleza de las cosas, y por lo mismo fuera del fin o finalidad de las mismas.

 Escuchemos nuevamente al P. Castellani con estos conceptos: “Las cosas malas no son malas porque Dios las prohíba, sino que Dios la prohíbe porque son malas. La naturaleza de las cosas no depende primordialmente de la Voluntad de Dios, sino de la Sapiencia, del Intelecto de Dios… (nota: Dios es quien creó todas las cosas, les dio una naturaleza y un fin que cumplir: las acciones malas se salen de la naturaleza y del fin para el cual las cosas han sido creadas)”.

Sobre el pecado: La herejía del Modernismo (tesis del Misterio Pascual) sostiene que el pecado no es algo contra Dios sino “algo contra el hombre”. (*) La religión verdadera, dos mil años de Catolicismo, ¿qué nos enseñan? Nuestra Santa Religión Católica nos enseña La Verdad, y La Verdad nos dice que el pecado, antes que nada, “es algo contra Dios”, algo contra el honor y reverencia de Dios (su alabanza), al no adecuar nuestras vidas a lo que El Creador espera de nosotros, al no hacer la voluntad de Dios (que nos dice “no hagas esa acción porque es mala”) y preferir la voluntad nuestra, la voluntad propia (“quiero hacer esa acción por más que sea mala”, “por más que Dios me diga otra cosa”, no me importa y peco… “total, después me confieso” –así le va a ir a ése). 

 “El pecado es una ofensa contra Dios”, también daña al ser humano, pero primero y antes que nada es un acto contra Dios. Un católico se convierte, la conversión, cuando deja el pecado en general, y en especial el pecado mortal y recupera el estado de gracia (para no ir al Infierno). Y así poder cumplir el fin que tenemos aquí en la tierra: “Conocer, amar y servir a Dios aquí en la tierra, y -mediante esto- salvar el alma y llegar al Cielo”.

Francisco entra en la herejía del Modernismo y los conceptos ya reseñados. Pero él también “inventa” o “crea” nuevos conceptos para la Nueva (falsa) Religión de él. Recordemos: Pecado: Ahora es entre otras cosas “romper la relación con la tierra” (y no exageremos porque en el fondo él quiere quitar la noción de pecado o de “ciertos pecados” por lo menos: veremos lo que va a pasar en el nuevo Sínodo de Roma en octubre). ¿Qué es en la religión de Francisco la conversión? Él habla de una “CONVERSIÓN ECOLÓGICA”, la cual “IMPLICA… encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea… [conversión es] RECONCILIACIÓN CON LA CREACIÓN” (nota: está citando a los obispos australianos; un católico hubiera dicho más bien: “reconciliarse con Dios”, pero bueno…). Y el fin de nosotros aquí en la tierra, según Francisco es “dejar un planeta habitable” para las otras generaciones.

Terminamos con el P. Castellani, quien ya hacia 1940 se adelantaba respondiendo al Modernismo y a Francisco: “La peor herejía de nuestros tiempos es la supresión –supuesta– del pecado. (…) Se ha echado fuera el pecado cristiano; y por tanto, todo el Cristianismo. El pecado retorna en forma de inhumanidad, angustia, crueldad, desesperación… Un hombre que está en pecado es un paralítico. 

Queridos hijos: Tenemos que asegurar nuestra salvación, evitar el Infierno, para eso estamos vivos, pero algunos “brillan por su ausencia”, “ausencia” de la Confesión, “ausencia” de la Comunión. Les repetimos un extracto de esa tan hermosa poesía (“Décimas para despertar al pecador”): Piensa que has de morir,/Piensa que hay Gloria y hay Infierno,/Bien y mal, y todo eterno,/Y que a juicio has de venir: Ponte luego a discurrir/Tu vida y modo de obrar,/Y que ahora sin pensar,/Si te diese un accidente,/Y murieses de repente,/¿A dónde irías a parar?... 
AVE MARÍA PURÍSIMA.