“Si queremos salvar nuestra alma, tenemos la obligación de mantener la
Fe Católica. La Fe no es un concepto
vago e indeterminado. La Fe está muy bien definida.
La Fe es una virtud sobrenatural
que cada uno de nosotros hemos recibido en el momento de nuestro Bautismo. Pero
esta virtud infusa en nuestras almas, no
necesariamente se queda ahí, de hecho,
hemos visto que en muchos casos se ha perdido. Muchas veces se ha perdido porque
la gente no se da cuenta que tiene la obligación de preservarla. Cada uno de
nosotros tenemos la obligación de preservar la Fe desde el momento de nuestro
bautismo hasta el día de nuestra muerte.
Es imposible agradar a Dios sin
la Fe. La Fe sola no es suficiente, pero sí es absolutamente necesaria para
nuestra salvación. Así que si la Fe nos es arrebatada no podremos salvarnos a
menos que la volvamos a recuperar antes de morir. Así que debemos estar
conscientes de que hay una profecía que nos dice que estamos en peligro de
perder nuestra Fe, que hay peligros para cada católico sobre la tierra que
amenazan nuestra Fe. Gracias a la Fe creemos lo que Dios nos enseña, y lo
creemos porque es Dios mismo quien nos lo enseña. Un hereje, por ejemplo, cree
muchas cosas que el Católico cree, un hereje niega uno u otro artículo, quizás
cuatro o cinco artículos de la Fe, y el apóstata rechaza todo.
Santo Tomás nos dice que un
hereje no tiene la Fe porque si la tuviera, aceptaría todo lo que Dios enseña. Pero,
debido a que elige no aceptar este u otro dogma, no tiene la virtud de la Fe,
sólo una clase de opinión, donde muchas veces está de acuerdo con los artículos
de la Fe, pero por el hecho de rechazar algunos, muestra que su creencia no
está basada en la palabra de Dios. Hay muchos católicos que creen cosas que son
contrarias a la Fe, pero por ignorancia, pero que si supieran lo que enseña la
Fe, cambiarían inmediatamente de opinión y aceptarían la doctrina de la Fe,
pues quien quiera salvarse ya lo dice el símbolo Quicumque, que se atribuye al
gran San Atanasio: “Cualquiera que quiera salvarse, ante todo es necesario, que
tenga la Fe Católica. La cual, si alguien no conservare íntegra e inviolada,
sin duda perecerá eternamente”.
La Fe está en peligro. El secreto de Fátima nos dice de dónde vienen algunos de estos peligros. Algunos de los
peligros vienen por nuestro orgullo, y también vienen de nuestra pereza. Creo
que es Santo Tomás quien nos dice que la gente en los tiempos previos al
Anticristo caerá debido a su pereza. La pereza es uno de los siete pecados
capitales. Los peligros de la Fe están en nuestro tiempo. Sabemos que el Tercer
Secreto concierne el período de la historia de la Iglesia después de 1960 y
antes del Triunfo del Corazón Inmaculado de María. Sabemos que estamos en ese
período. Por lo tanto, debemos saber que cada uno de nosotros estamos de frente
a estos peligros.
Recuerden lo que Nuestro Señor
dice en la Sagrada Escritura, cuándo el Hijo del Hombre regrese ¿creen que
encontrará Fe sobre la tierra? Parece que está hablando de nuestro tiempo. Además
dice que incluso los elegidos serían engañados en ese tiempo si fuera posible.
Así que los elegidos para salvarse tienen que mantener la Fe, pero incluso los
electos que serían salvados, perderían la Fe debido a los peligros que amenazan
la Fe. Los peligros para la Fe son tan insidiosos, que incluso los elegidos,
serían engañados. Hay una combinación de tantos trucos del demonio que cada uno
se perdería, si Dios lo permitiera. Así que cuando Nuestra Señora nos dice:
sólo Nuestra Señora del Rosario puede ayudarlos, estamos a salvo si lo tomamos
literalmente porque así lo dijo Ella literalmente. Una de sus promesas a Santo
Domingo, la tercera promesa, es que el
Rosario destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las
herejías. Así que si rezamos el Rosario sinceramente y con perseverancia, Nuestra
Señora se encargará de sacarnos de la herejía si es que hemos caído en ella. El
Secreto de Fátima describe dos de los peligros contra la Fe. Cada uno de
nosotros de alguna u otra manera hemos sido engañados, y es doloroso descubrir
que hemos sido engañados. El Secreto nos dice que hay varias fuentes de esta
decepción.
El Cardenal Ciappi dice que en el Tercer Secreto se predice entre otras
cosas que la gran Apostasía en la Iglesia empieza en la parte más alta. El
Cardenal Ciappi murió en 1996 y escribió esto en 1995 un año antes de morir. Sólo
dos semanas antes de morir Padre Kramer se encontró con él. El Cardenal Ciappi
fue teólogo de cinco Papas consecutivos, Papa Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI,
Juan Pablo I y parte del pontificado de Juan Pablo II. Y como teólogo, cuando
dice la gran Apostasía, para un teólogo sólo hay una
gran apostasía, la misma predicha
en la Sagrada Escritura, predicha por San
Pablo en la Segunda Carta a los Tesalonisenses, donde dice que el Anticristo no
vendrá hasta que tenga lugar la gran apostasía. Así que el Cardenal Ciappi nos
está diciendo que el Tercer Secreto dice que la gran apostasía está a punto de
tener lugar, es una profecía, lo sabemos por el Cardenal Ottaviani, él lo dijo,
él leyó el secreto.
La Hermana Lucía nos dijo que el
Tercer Secreto sería más claro en 1960. Una profecía se hace más clara cuando comienza a cumplirse. Así
que tenemos una profecía, prediciendo el futuro y que empezaría a realizarse en
1960. Que la Gran Apostasía en la
Iglesia Católica empieza en la parte más alta. El Padre Kramer nos dice que una
persona que leyó el Secreto le dijo a un sacerdote amigo de él que en el Tercer Secreto advierte
contra el cambio en la liturgia explícitamente. El Cardenal Pacelli, antes
de llegar a ser Papa Pío XII dijo: estoy preocupado por la advertencia de
Nuestra Señora sobre el suicidio de alterar la Fe en la liturgia. Así que
sabemos por el mismo Papa Pío XII que Nuestra Señora de Fátima nos advierte
NO alterar la liturgia. Y hacer
esto, sería un acto de SUICIDIO. Cambiar la Fe en la liturgia es cometer
suicidio. El sacerdote que le dijo esto al padre Kramer lo recibió de los
mismos labios del Cardenal Ratzinger. Ahora el Papa Benedicto XVI ha tomado el
mensaje de Fátima, el Secreto y ha tratado de corregir cosas, sin decirnos el
texto del Secreto. Escribió el Motu proprio el 7 de julio del 2007, y
desafortunadamente para todos nosotros, con toda la buena voluntad del Papa, lo
que se ha hecho no es suficiente, no porque yo sea su juez, sino porque hay
muchos obispos que se rehúsan a liberar la Misa Tridentina. Y esto es
importante, no porque yo tenga un interés personal en la Misa Tridentina, de
hecho mi conversión fue en Santa María la Mayor, después de haber escuchado una Misa del Novus Ordo, fue respetuosa, fue
con reverencia, pero luego, sonó la campana para otra Misa, miré mi reloj y vi
que me daba tiempo de escuchar otra Misa; en eso llegó el sacerdote revestido,
asistí a su Misa Tridentina y pude comparar una y otra, las dos Misas, la
belleza, la reverencia, etc. En ese tiempo, por supuesto, no tenía idea del
Secreto, o sobre el Mensaje de Fátima que habla sobre la Misa. Y fue que empecé
a estudiar.