sábado, 21 de marzo de 2015

MEDITACIONES: Sábado quinto de Cuaresma



Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la doctrina del Evangelio

   Dijo Cristo a los judíos cómo Él era la luz del mundo y que los que le seguían no andaban en tinieblas, sino en luz y luz de vida, de cuya doctrina ofendidos los fariseos le opusieron varias calumnias, a que respondió con modestia Cristo y aunque le quisieran echar mano no les fue permitido, porque no era llegada la hora en que había determinado padecer.

   Punto I.- Considera con cuánta razón se llama Cristo luz; porque sin Él todo es tinieblas de pecados y ceguedad de vicios; y de Él procede, como de fuente, la luz del conocimiento, y del conocimiento el amor de la voluntad y la gracia de los santos deseos; semilla de las buenas obras con que merecemos el cielo. Mírate a ti mismo, y considera cuán en tinieblas has andado siempre, que te has apartado de esta luz, y llégate a Jesús para que te alumbre y encamine a la bienaventuranza de la gloria.

   Punto II.- Considera que, como dijo el venerable Beda, Cristo no solamente se llama luz, sino luz del mundo, no del cielo o de los ángeles, que según su estado no la necesitan para caminar, sino los hombres que peregrinan por este valle tenebroso del mundo, a los cuales bajó Cristo a alumbrar, y alumbra como el sol resplandeciente con la luz de su doctrina; y pondera con San Crisóstomo que es luz del mundo, porque le alumbra todo, y no hay quien se esconda de su luz, si quiere recibirla. Pídele al Señor que no deje tu alma a obscuras, pues alumbra a todo hombre que viene a este mundo, sino que te de un rayo de su divina luz y te inflame en su amor, para emplearte en su santo servicio.

   Punto III.- Aprende del Salvador a ser luz del mundo para tus prójimos, alumbrándolos según tu estado con la luz de la doctrina y con la del ejemplo, igualmente a todos sin particularizarte con alguno, usando de caridad con todos, como el sol que a todos alumbra igualmente. Pon delante de los ojos al Redentor, y contempla su vida, y cómo anduvo alumbrando a los pueblos, enseñando a todos, haciéndoles bien sin exceptuar a alguno, y sigue sus pisadas sin perderle de vista, que el que le sigue no anda en tinieblas, mas tendrá lumbre de vida.

   Punto IV.- Contempla el resto del Evangelio, y cómo deslumbrados los fariseos con esta luz se volvieron contra Cristo, y quisieron quitarle la vida; no te acobardes si diciendo verdades tuvieres enemigos: mira cómo Dios le defendió, y confía que también te defenderá a ti; repara en lo que le oponen, diciendo que su testimonio no era verdad, porque se alababa a sí mismo. Considera cuán mal recibidas son las propias alabanzas, y nunca digas cosa de ti que sea de loor o estimación, y por último, pondera lo que les dijo Cristo, que ellos eran carnales y juzgaban como tales, según la pasión de que estaban poseídos, y así eran errados sus juicios, como lo son todos los de aquellos que juzgan según  la carne y no según el espíritu. Pon la mano en tu pecho, y mira cuáles son tus juicios y qué espíritu te mueve, y no te dejes vencer del sensual, para que no caigas en los yerros que cayeron estos, juzgando tan erradamente de Cristo.