Meditación
Por el P. Alonso de
Andrade
De la Pasión de
Cristo Nuestro Señor, conforma a la doctrina del Evangelio
Punto I.- Considera que, como dice San Hilario, Cristo es el grano y la
semilla molido en su sagrada pasión con tantos y tan dolorosos tormentos por
nuestro amor. Da una vista con el entendimiento a todo lo que padeció y muévete
a compasión y agradecimiento de este divino Señor, considerando lo que debes
hacer tú en recompensa de tan grande amor y tan crecidos beneficios como te
hizo padeciendo por ti.
Punto II.- Considera que, fue sembrado y como plantado en su sepulcro, y
de allí brotó con tan copiosos frutos de su sagrada pasión. Plántale en tu
corazón y dale lugar en él meditando lo que padeció en su pasión. Mira aquella
espiga de la tierra de promisión del cielo que se levanta de la tierra en la
arista de su cruz, coronada de espinas, con el tinte de su sangre, mira cómo
llega la muerte, y la siega con su hoz y la sepulta en la tierra, de donde
brota hermosa y lozana más que las que vio Faraón para el sustento de todo el
género humano, y toma aliento en tus trabajos y tribulaciones; y si te vieres
sepultado y hollado, sufre con paciencia a ejemplo de nuestro Salvador que si
fueres su compañero en la cruz, también lo serás en la corona.
Punto III.- Considera que así como aquella semilla en unas tierras se
logró y en otras no, lo mismo sucedió y sucede hoy a esta semilla celestial de
la pasión del Señor, que como dice San Pablo, unos se escandalizan de ella y
otros ignoran su virtud, porque no la meditan ni penetran su valor; y en otros
como en tierra buena da frutos colmadísimos de santidad, paciencia,
mortificación y penitencia y de otras muchas virtudes como se ve en los
mártires y en los monjes y religiosos y en las personas espirituales que
meditan en Cristo crucificado y se animan con su ejemplo a su imitación. Ponte
delante la imagen del Santo Crucifijo, mírate en su espejo y anímate con su
ejemplo a mirarle en tanto número de virtudes como ostentó en su sagrada
pasión. Siembra este grano celestial en tu corazón y abrígale con la
meditación. Limpia la tierra de tu alma de todas las malezas y espinas de
vicios, para que dé en ti colmados frutos de merecimientos de gloria.
Punto IV.- Considera lo que dice el Salvador que la semilla que cayó en
buena tierra y dio á ciento por uno, son los que reciben su palabra y dan fruto
en paciencia, porque sin ella no le podrán dar: luego la paciencia te queda
como medio necesario, para que dé en ti fruto la palabra de Dios. Toma tu cruz
y camina en pos de Jesús; sufre con paciencia. Contémplale clavado en la cruz,
y alcanzarás valor para sufrir y merecer.