PENSAMIENTO
DE MONS. ANTONIO DE CASTRO MAYER CON RESPECTO A LA CRISIS DE LA FSSPX
29 DE AGOSTO, 2014
DEGOLLACIÓN DE SAN JUAN BAUTISTA
“La intransigencia es a la virtud lo que el instinto
de conservación es a la vida. Una virtud sin intransigencia o que odia la
intransigencia, no existe, o conserva apenas la exterioridad. Una fe sin
intransigencia, o está muerta, o sólo vive exteriormente, porque perdió el
espíritu. Siendo la fe el fundamento de la vida sobrenatural, la tolerancia en
materia de fe es el punto de partida para todos los males, especialmente para
las herejías.”
(Carta pastoral, Junio de 1953, sentencia
verdadera No. 37).
Algunas veces con la palabras y otras veces con las
obras, y esto cada vez mas frecuentemente, la FSSPX ha demostrado que ya NO ES
intransigente en la fe con respecto a los enemigos de la Iglesia Católica que
la tienen ocupada. Al abandonar dicha intransigencia en la fe, tomando las
palabras de Mons. Don Antonio de Castro Mayer, la FSSPX ha perdido el espíritu
católico, el espíritu de su fundador, Mons. Marcel Lefebvre. Su defensa por la
fe, por lo tanto, o está muerta o es farisaica, y sólo con apariencia defiende
la fe verdadera.
Este espíritu farisaico, usando las palabras de Dom
Antonio, “es el punto de partida para todos los males”; es decir, la “caja de
pandora” que se ha desatado desde y hacia la FSSPX.
La FSSPX está desgraciadamente cayendo en la misma
actitud de los modernistas al ponerse a atacar a aquellos de nosotros que defendemos
enérgicamente la intransigencia en la fe;
teniendo por otro lado tolerancia y simpatía para con los enemigos de la
Iglesia, que en este momento se encuentran ocupando la Sede de San Pedro como
lobos vestidos de oveja. Haciendo aquello que ya había mencionado Garrigou
Lagrange: “Los católicos son intolerantes en la doctrina porque creen, pero
tolerantes en la caridad porque aman. Los enemigos de Cristo son tolerantes en
la doctrina por que no creen, e intolerantes en la caridad porque no aman. Esta
es la contradicción en la que caen siempre los enemigos de la Iglesia. Ya que
ellos toleran todas las opiniones excepto aquella opinión de los que dicen que
la fe es intransigente. Porque, si para ellos esta es sólo una opinión como
tantas otras, ¿Por qué no la toleran? Y si esta opinión es falsa, ¿porque no la
ignoran haciendo de ello algo tolerable?
Explica Mons. De Castro Mayer esta sentencia diciendo
que esta falta de intransigencia en la fe, que en encuentra en común en todos y
cada unos de los enemigos de la Iglesia, “nos debe abrir los ojos y ver la
importancia soberana que tiene para la vida de la Iglesia la intolerancia en
cuestiones doctrinales”. Precisamente por ello decía el Cardenal Pie a los
católicos franceses del siglo XIX: “Las batallas se pierden o se ganan al nivel
doctrinal, el error de los católicos franceses del siglo XIX fue el esperar a
ver la consecuencias de los falsos principios de la revolución francesa para
reaccionar”. Esperar a ver la consecuencias de la tolerancia doctrinal de la
FSSPX para reaccionar, ya será muy tarde para reaccionar, para dar la batalla
contra los revolucionarios. No debemos esperar a que haya un acuerdo visible
entre la Roma Conciliar y la FSSPX para reaccionar si es que queremos seguir
defendiendo el Reinado de Cristo Rey a través de la Fe, la Esperanza y la
Caridad (en las circunstancias actuales dicho acuerdo sería un acuerdo práctico
necesariamente tolerante en los principios ya que quienes ocupan Roma no se han
convertido).
El servicio que hemos prestado los miembros de la
RESISTENCIA a la FSSPX al advertirles acerca del error gravísimo en que han caído,
ha sido un acto de caridad grandísimo y sobre el tema más importante que hay en
nuestra existencia: la defensa de la fe, de la vida de la Iglesia, de la razón
de ser de la FSSPX. Lo que hemos estado tratando de hacer es el rescatar la
FSSPX de las garras de los enemigos de Cristo, de las trampas del demonio, de
las apariencias de bien; y esto a costa de nuestro bienestar y reputación. Esta
es una de las obras de misericordia para con el prójimo, que consiste en
corregir al que yerra. Pero con gran desilusión hemos visto los miembros de la
Resistencia que en lugar de que se nos agradeciera tan enorme obra de caridad
para con ellos, solo hayamos recibido a cambio palos, expulsiones, anatemas y persecución.
¿Acaso esta actitud no confirma claramente de que la FSSPX está diabólicamente
desorientada y de que ha perdido su razón de existir?
Se nos acusa de que nos hemos excedido en nuestra
reacción, pero respondemos con el Cardenal De Lai, Secretario de la Sagrada
Congragación Consistorial durante el pontificado de San Pío X: “Siempre es
preferible excederse un poco al advertir el peligro que callarse y dejarlo
crecer”.
Por todas estas razones volvemos a lanzar un nuevo
llamado a nuestros hermanos de la FSSPX a rectificar el verdadero camino de
defensa en la fe que es la de la intransigencia en materia doctrinal tanto en
la teoría como en la práctica, antes de que sea demasiado tarde.
Los dejamos con las palabras que su propio patrono,
San Pio X, dirigiera al periódico católico L’Unitá que había sido creado para
preservar la fe y que se también se puede aplicar a la FSSPX:
“Todo está bien cuando se trata de respetar las
personas, pero yo no querría que por el amor de la paz se llegase a
compromisos, y que para evitar odios se faltase a la verdadera misión de la L’Unitá
(FSSPX), que consiste en velar por los principios y ser el centinela avanzado
que da la voz de alerta, aunque fuese a la manera de los gansos del Capitolio,
y que despierta a los semidormidos. En esta caso la L’Unitá (FSPPX) no tendría
razón de existir” (Disquisitio, pág. 107, apud Pensée Catholique, No.23, pág.
84).
Padre Rafael Arízaga, osb